Fobos elige dormir solo y a menudo viene en medio de la noche para cuidar a su macho, que se inquieta queriendo ser cambiado o alimentado.
Lucho por descansar cada noche sin su calor que siempre he valorado tanto, mi mejilla a menudo aplastada contra su pecho con su extremidad izquierda firmemente rodeando mi cintura. A veces mi espalda estaba presionada contra su frente mientras él me sostenía fuertemente mientras ambos dormíamos en paz. Me sentía segura y cálida en sus robustos brazos pero ahora todo lo que tengo son las frías cobijas que se burlan de su ausencia.
—Entonces ya no lucharé contigo en esto. Pero que sepas que si eliges seguir adelante con la masacre nunca te perdonaré por ello.
