Parecía como si el tiempo se hubiera detenido y una tensión punzante nos envolviera en una nube de anticipación mientras esperábamos pacientemente a que las dos parejas de compañeros tomaran su decisión final. Simplemente se miraban fijamente mientras sus pechos se agitaban, pues luchaban para llegar a una conclusión mientras cada uno se ahogaba con sus propios monstruos que prendían fuego a sus mentes y corazones. Estaban luchando una guerra sangrienta dentro de sí mismos, una que su regalo de la luna había desencadenado.
—Si necesitan tiempo, como Alfa puedo darles eso. Ragon y Elriam, ambos pueden quedarse aquí un tiempo si eso es lo que desean. Les daré mi permiso —Fobos habló, su voz era una tormenta atronadora en el silencio sobrecogedor y yo temblaba ante la dominancia que irradiaba.