Mi respiración se vuelve áspera para ocultar mi desgarradora angustia y sacudo la cabeza en desaprobación, mis labios tiemblan. No me gusta esto, no me gusta en absoluto. Retrocedo a trompicones alejándome de la repugnante vista que me repulsa.
—Te amo —susurra ella mientras enrosca sus brazos alrededor de su cuello y lo arrastra hacia ella. Fobos se tensa visiblemente bajo su toque como si hubiera predicho lo que ella iba a hacer, pues ella inclina su rostro hacia un lado y aplasta sus labios contra los de él y mi macho... le permite besarle. Mi macho no la empuja, sino que permanece inmóvil permitiéndole hacer lo que desea.
Silencio.