—Sí, pero ¿así vas a distraer al enemigo? ¿Frotándote contra su polla? —pregunta mientras retiro el cuchillo de su garganta.
—Tal vez, si es necesario —bromeo con una sonrisa pícara en mi rostro y moviendo las cejas con insinuación.
—Ya veo. Bueno, ¿por qué no te acercas y practicas conmigo este estilo de distracción una vez más?
—¿P-Por qué? —pregunto dando un paso inseguro hacia atrás, alejándome de su calor, una sensación de nerviosismo me invade. ¿Qué estará tramando este macho?
—Porque mi hembra acaba de decirme que seducirá a otro macho y deseo corregirla por sus palabras —dice con sus ojos agudos imperturbables, pero veo la necesidad ardiente de castigarme acechando bajo su disfraz. Seré devorada si me atrapa.