Arrastrándome hacia él, aplaudiendo mis palmas contra sus mejillas, presiono sin miedo mis labios sobre los suyos gruesos tragando su gruñido de sorpresa mientras empujo mi lengua para hacer el amor con la suya. Cuando lo suelto, Fobos me observa con los ojos bien abiertos en shock por lo que le había hecho. Es la primera vez que tomo la iniciativa entre nosotros.
—Yo también te deseaba, macho de poca astucia. Sí, noté los cambios, pero solo me intrigaron más. Tu aspecto salvaje, la manera en que caminas y hablas tiene efectos hipnotizantes en cada mujer que pasas, así que imagina lo que hizo en mí. Anhelaba tu toque con cada respiración que tomaba y tus labios cada noche aterradora. Siempre te he querido porque eres mío, Fobos. Mi Fobos. —pronuncio con una leve sonrisa, mirándolo tiernamente mientras acaricio su pleno labio inferior con mi pulgar. Mis palabras parecen haberlo golpeado profundamente ya que está desconcertado sin poder responderme.