—He notado que mi manta y almohadas están regadas sobre el sofá. Supongo que quieres que duerma ahí esta noche, simplemente estoy tomando lo último que necesito para descansar bien —pronuncia despreocupadamente, este macho realmente tiene un modo con las palabras.
—Colocándome en el sofá, se agacha frente a mí, sus ojos pegados a mi pecho y coloca su palma derecha sobre mi pecho izquierdo, justo encima de mi corazón latente. "Estás sufriendo—murmura con un ceño preocupado, pues él siente lo que yo siento. Él sintió cómo mi corazón se tensaba y se agrietaba ante mis pensamientos y por eso ha regresado a casa para consolarme.
—Sí, lo estoy —reconozco.
—Perdóname.
—Siempre me pides que te perdone como si fuera fácil hacerlo, Fobos. ¿Por qué debo seguir perdonándote tus pecados? ¿Por qué debo perdonarte por esto cuando no respetas a mi familia o mis deseos? —indago, buscando respuestas.