—Mi macho está decepcionado —sus murada implacable que atraviesa mi piel me lo revela todo, no necesita pronunciar una palabra.
—Siempre había despreciado esa mirada que me lanzaba cuando me entrenaba de cachorro, como si mis altas expectativas de mí las hubiera pisoteado, como si no hubiera intentado con todas mis fuerzas —me hacía sentir incompetente, me hacía sentir enferma hasta lo más profundo de mi vientre y todavía hoy tiene el mismo efecto.
—Vdal ha observado mi entrenamiento hoy por primera vez desde su regreso, ha observado cada uno de mis movimientos con ojos estrechos y astutos, analizando mis tácticas y mi juego de pies —estaba muy nerviosa, no podía ocultarlo, pero también estaba emocionada de que él finalmente lo viera —esperaba que me abrazara y dijera lo orgulloso que está de mí —que he evolucionado mucho en el último año, pero una vez más, me siento insegura por este macho mío.