Otro ayudante sostenía a la Princesa consorte.
Ye Jinming levantó la sopa medicinal, con la intención de forzarla a bajar por su garganta.
—Ayuda... ayúdame... —Ella luchaba y gritaba. Justo cuando la sopa estaba a punto de ser administrada, Ye Jinming sintió un repentino entumecimiento y debilidad en su muñeca.
Con un fuerte estruendo, la sopa cayó al suelo.
Entre los fragmentos, había una moneda de cobre.
Una figura saltó por la ventana, blandiendo dos talismanes y cantando, —¡Atar!
Con un grito, el cuerpo del ayudante se endureció, incapaz de moverse.
Ye Jinming vio claramente al intruso y se llenó de asombro.
Justo cuando estaba a punto de pedir ayuda, Nanli se acercó rápidamente y le colocó un talismán de silencio e inmovilización.
Los guardias estaban a cierta distancia de la habitación y tenían la espalda vuelta, completamente ajenos a la situación inusual dentro.
Ye Jinming solo podía mover los ojos frenéticamente, incapaz de mover cualquier otra parte de su cuerpo.