—Como dije, no te preocupes, están trabajando duro para investigar el asunto —dijo Ace antes de tomar mi mano en la suya.
Para mi sorpresa, besó el dorso de mi mano con ternura. La suavidad y el calor de sus labios contra el dorso de mi mano hicieron que mi corazón se acelerara y, por un momento, olvidé lo que quería decir.
—Pero, ¿cómo pueden investigar el asunto sin hablar conmigo al respecto? —pregunté con asombro.
—Te llamarán cuando estén listos. Es un asunto delicado, así que están siendo especialmente cuidadosos y detallados —respondió Ace con suavidad.
—Ya veo... —murmuré.