—¿En serio? Ya estamos aquí, así que estoy seguro de que Rung puede llevarnos a un restaurante donde sirvan carne de perro. ¿Verdad, Rung? —Ace sugirió con una sonrisa.
—Sí, puedo. No es tan difícil de encontrar, para ser honesto —Rung respondió con una inclinación de cabeza.
—Está bien. Quiero decir, si quieres puedes ir y probarlo, pero yo personalmente no lo haría... —mantuve mi posición.
—Como digas. Vamos a volver al hotel entonces —dijo Ace antes de alcanzar mi mano.
Rung lideró el camino fuera del mercado hacia donde había aparcado el coche. Ya empezaba a hacer bastante frío ahora que el sol se había puesto. Ya era hora de irnos pues la mayoría de los puestos en el mercado ya habían comenzado a recoger.
—Tu mano está un poco fría. ¿Tienes frío? —Ace se volteó a preguntarme con preocupación en su voz.
Sí sentía un poco de frío. Era mi culpa por no haber revisado el pronóstico del tiempo y subestimar que este país podría ser tan frío.