—Estoy comiendo la comida de mi futuro esposo. ¿Qué tiene que ver con ustedes? ¡La familia Jiang no es solo suya! —Su Xiaoxiao fulminó con la mirada a los tres pequeños alborotadores, sin intención alguna de ceder.
—Cuando Hu Yuezhen escuchó sus palabras, inmediatamente salió. Alzó una ceja sarcásticamente y escaneó a Su Xiaoxiao de arriba abajo. —Vaya, la gente de ciudad sí que es liberal. Aún no te has casado con la familia y ya le llamas tu esposo. Me da vergüenza ajena solo de escucharlo...
—¡Zas!
—Antes de que Hu Yuezhen pudiera terminar su frase, una bofetada aterrizó en la parte trasera de su cabeza, haciendo que gritara de dolor. —¿No puedes cerrar la boca? Mi futura nuera está aquí, ¿y te atreves a decir esas faltas de respeto?
—Tía Guo miró a Hu Yuezhen ferozmente, como si quisiera despellejarla.
—Hu Yuezhen, con una sonrisa traviesa, parecía querer armar un berrinche.