—Su Xiaoxiao estaba tan asustada que temía que Jiang Yexun perdiera el control y hiciera algo en medio del campo —se mordió la lengua con fuerza, ignorando el dolor, y luego se deslizó fuera del abrazo del hombre.
—Al verla comportarse de manera tan tímida pero juguetona, Jiang Yexun no pudo evitar sonreír con amargura —pero, al final, no confiaba del todo en su autocontrol, así que no la persiguió para hacer nada más.
—Una vez que salieron del pequeño bosque, Jiang Yexun cargó a Su Xiaoxiao y continuaron su camino hacia el lugar de Big Gao.
—Trajeron regalos para Big Gao desde Beijing —sin embargo, el ginseng salvaje que él les había dado era tan precioso que sus regalos parecían inadecuados —así que después de una cuidadosa consideración, decidieron hacer negocios de antigüedades con Big Gao —necesitarían discutir los detalles cara a cara, y por eso Jiang Yexun había llevado a Su Xiaoxiao con él hoy.
