—¡Golpe!
—Otro fuerte puñetazo aterrizó violentamente en el rostro de Zhang Hanyu, causando que la sangre fresca fluyera, haciendo que pareciera aún más desaliñado.
—Maldita sea, ¿piensas que estás golpeando a un mendigo ahora? —Los tres hombres, que anteriormente habían reprimido su ira, estallaron tras esta humillación.
—Ayer, se habían sometido a un examen médico, y el médico les había informado que las posibilidades de recuperación eran muy bajas. Incluso si se recuperaban, su funcionalidad se reduciría a la mitad. Si no fuera por su racionalidad que les impedía sobreactuar, el joven maestro de esta gran propiedad habría sido apuñalado y enterrado en el bosque hace mucho tiempo.
—Sin embargo, Zhang Hanyu no tenía idea de las dificultades por las que estos tres hombres habían pasado. Él pensaba que simplemente estaban tratando de extorsionar una gran suma de dinero de él.