Después de que se marcharan todos, Zhang Zhiyuan charló con Su Xiaoxiao y Jiang Yexun un rato. Principalmente sobre aconsejarles que pidieran ayuda si alguna vez se encontraban con problemas.
Su Xiaoxiao naturalmente estuvo de acuerdo con un corazón alegre. Después de que Zhang Zhiyuan se fuera, levantó la cabeza y miró a Jiang Yexun con una sonrisa alegre.
—Yexun, ¿si compramos una lavadora, podemos llevarla de vuelta? —preguntó.
—Sí, hay compartimientos en el tren para equipaje y carga. Puedes hablar con el personal, pagar algo de dinero y estará bien —respondió Jiang Yexun, con un atisbo de una sonrisa juguetona en sus ojos. Para él, comprar una lavadora de un par de mil yuanes no era gran cosa.