El hombre que había estado merodeando entre la multitud apretó los puños con fuerza bajo sus manos colgantes. Después de luchar por un rato, de repente habló con un tono amenazador —¿Quién eres tú? ¿Quién te da derecho a entrometerte en los asuntos de este hospital?
La gente que había estado insegura de cómo refutar los argumentos anteriormente intervino —¡Sí! Eres solo una chica. ¿Desde cuándo es tu asunto intervenir en nuestros asuntos?
La expresión amable en el rostro de Su Xiaoxiao desapareció en un instante, y su mirada helada atravesó la multitud, fijándose en el hombre.
Sorprendido por su intensa mirada, los músculos faciales del hombre se retorcieron. Justo cuando estaba a punto de devolverle la mirada desafiantemente, de repente vio a Jiang Yexun, que había estado de pie junto a Su Xiaoxiao todo el tiempo, acercándose a él con pasos decididos.
