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—Connor no se movía y seguía bloqueando el camino de Annette en la puerta.
—Annette no se atrevía a mirarlo. Su tono era un poco rígido mientras decía —Hazte a un lado, Alfa Connor. Quiero salir.
—Connor extendió la mano para pellizcarle la barbilla.
—Annette, nunca he fallado en conseguir algo que me gusta. Mientras viva, no permitiré que alguien que juega con mi afecto viva una buena vida. Mientras no te deje ir, no podrás salir —dijo él.
Con eso, Connor agarró la bolsa en el hombro de Annette y la lanzó a un lado. Luego, la cargó y caminó dos pasos hacia la cama.
Justo cuando Annette estaba a punto de levantarse, él la presionó hacia abajo.
—Ella gritó —¿Qué estás haciendo?
—¿No lo sabes? —replicó él.
—No. Dijiste que si no quiero, no me forzarás.
—La premisa es que seas lo suficientemente obediente —los ojos de Connor eran penetrantes mientras pellizcaba el cuello de Annette—. Ya no mereces mi respeto. Puedo hacer lo que quiera en cualquier momento.