—¿Estará bien la señorita Hall? —preguntó Alina otra vez.
—No dejaré que le pase nada —respondió Connor con cautela.
Las palabras de Connor hicieron que el corazón de Alina doliera de nuevo. Sabía que no era la compañera de Connor, pero aún así se sentía molesta.
Ya que nunca había visto ese lado de Connor antes.
Después de que Alina se fue, Connor regresó a la habitación y abrazó a Annette hasta el amanecer.
Cuando la luz del sol iluminó la habitación, Annette abrió ligeramente los ojos.
Se movió y se dio cuenta de que Connor la estaba sosteniendo en sus brazos.
—¿Cómo te sientes ahora? ¿Mejor? —preguntó Connor al mismo tiempo que abría los ojos y la sostuvo fuertemente.
Ella asintió.
—¿Qué pasó anoche? ¿Sucedió algo entre tú y Alina? —preguntó Connor.
—No. No pasó nada —negó Annette.
—Entonces ¿por qué gritaste de miedo? —preguntó Connor, confundido.
Annette no miró a los ojos de Connor. Miró hacia otro lado y finalmente dijo:
—Es mi propio problema.
