Annette pensó en su madre otra vez.
Nunca podría olvidar aquella noche tormentosa y la escena sangrienta que vio cuando abrió la puerta del baño...
Se cubrió la cara con ambas manos, intentando expulsar el dolor de su corazón.
De repente, el teléfono de Annette sonó de nuevo.
Lo sacó y le echó un vistazo.
Era Kyle.
Annette presionó su teléfono contra su frente, respiró hondo y luego presionó el botón de responder.
La voz ansiosa de Kyle se escuchó. —Annette, acabo de enterarme de que te han reemplazado. No sé por qué mi madre haría eso. ¿Dónde estás ahora? ¿Puedo ir contigo?
—Está bien, lleva a Lena y espérame en la cafetería. Recuerda, si no traes a Lena contigo, no hablaré contigo —dijo Annette con calma.
Después de colgar el teléfono, Annette se levantó. Se dio una ducha y luego se puso una camisa blanca y una falda de mezclilla. Se maquilló ligeramente y salió de casa.
Llegó a la puerta de la cafetería y miró hacia adentro.