Aunque la expresión de Lance era relajada, Yvette aún podía ver el cansancio en sus ojos.
Cuando ella aún estaba aturdida, él ya se había inclinado y la había tomado en sus brazos.
Su barbilla descansaba suavemente sobre el hombro de Yvette.
La voz de Lance estaba llena de agotamiento. —Yvette, te extraño.
Él presionó su cuerpo sobre el de ella y controló su fuerza, asegurándose de no ser demasiado pesado para ella. Temía aplastarla.
No importa cuándo, Lance siempre pensaba inconscientemente en Yvette. Parecía ser ya uno de sus hábitos normales.
De repente, Yvette sintió otro dolor en su corazón.
Lo había escuchado de Marlon.
Por la tarde, Colton, Charlie, Juliette e incluso Tanya unieron fuerzas para empujar a Lance.
Ninguno de sus llamados parientes de sangre o aquellos que solían ser sus amigos se levantaron a defenderlo.
¡Todos se habían convertido en sus enemigos!
Yvette no se atrevía a imaginar cuán desesperado estaba Lance en ese momento.
