—Ellen estaba atónita.
—Él sabía algo.
—O...
—Sus pensamientos caóticos hicieron que ignorara por completo al hombre que la besaba forzadamente.
—Sus labios llenos y rosados emitían una fragancia fatal.
—¡Incluso si ella fuera como un pedazo de madera, ese tipo de atracción todavía podría matar a Jamie!
—Él la extrañaba y anhelaba durante incontables noches largas, obsesionado con yacer al lado de ese cadáver marchito.
—Incluso si más tarde descubrió que ella lo engañó, todavía estaba dispuesto.
—¡Si ella lo odiaba, él le dejaría desahogar su ira. Si quería herirlo, ¡incluso podría darle un cuchillo!
—Pero nunca permitiría que se enamorara de alguien más.
—¡Si ella lo amó en sus mejores años, estaba dispuesto a dejar que ella lo odiara por el resto de su vida!
—¡Pero cómo podría ella vivir una vida normal con otro hombre!
—Jamie fue a Luxemburgo donde ella vivía y empezó una nueva vida.
—Descubrió que cambió su nombre a Sue y tenía una vida allí con un joven profesor.