—Xander había desaparecido en un instante —grité su nombre, pero era inútil. Bethany apenas tuvo tiempo de atrapar el cuchillo enfundado que él le había lanzado antes de desaparecer en un borrón de ropa rasgada y pelo, su lobo atravesando el bosque a una velocidad imposible.
—Maldecí en voz alta, alcanzando a Bethany en dos zancadas rápidas mientras ella llegaba al borde del claro cubierto de niebla, sus ojos grandes de shock y terror.
—No puedo transformarme —dije con voz gutural, haciendo contacto visual con ella.
—Ella asintió, sus rizos oscuros temblando alrededor de sus orejas mientras reprimía la exclamación que sobresalía en la punta de su lengua. Me entregó el cuchillo sin mirarme, sus ojos enfocados en la dirección en la que Xander y la bestia habían ido.
—No sabía en qué dirección estábamos. Todavía podía ver el muro del límite detrás de nosotros, pero eso era todo. Delante de nosotros había un bosque oscuro y aparentemente interminable.