**Punto de vista de Ethan**
Entré en la tienda de Rosalía, sin estar exactamente seguro de qué hacía allí o qué planeaba decirle cuando hablara con ella. Pero necesitaba verla. Independientemente de si yo era un pícaro sin corazón o no, siempre había un lugar suave en mí, y Rosalía y nuestro hijo estaban anidados allí, quisiera ella o no.
—¿Qué quieres ahora? —preguntó. Su tono sonó más exhausto que enojado esta vez. Vi que el bebé dormía en la cuna que había tallado para él. No quería perturbarlo, así que esperaba que pudiéramos evitar discutir. Parecía que cada vez que hablaba con Rosalía, eso era todo lo que hacíamos.
—¿Cómo estás? —le pregunté, dando unos pasos cautelosos para ver qué tipo de humor tenía. Pude ver que había estado comiendo. Tenía más energía, y el brillo que siempre tenía en su rostro era más fuerte.