**Punto de vista de Ethan**
—Alfa, vimos una gran manada de pícaros cerca —Richard usó el enlace mental para contarme lo que estaba pasando.
Había regresado de la patrulla y todavía estaba en su forma de lobo cuando se detuvo en medio del campamento, respirando pesadamente —Se dirigen hacia aquí.
Inmediatamente, me puse alerta. —¿Cuántos? —pregunté.
Él negó con la cabeza. —Al menos cien, tal vez más.
—Casi del mismo tamaño que nosotros —dijo Talon, frunciendo el ceño.
Pícaros, parecían estar en todas partes, y había tantas manadas diferentes de ellos. Podían aparecer en cualquier momento, y nos veríamos obligados a defendernos.
Cuanto más al norte íbamos, más cautelosos teníamos que ser, y más me preocupaba por Rosalía. ¿Cómo iba a poder navegar entre esos monstruos despiadados con un bebé ella sola?
Lo único reconfortante era que todavía podía sentir la conexión con mi hijo, y rezaba cada día a la Diosa Luna para que los mantuviera a salvo.