No podía poner en peligro la operación o la vida de mis hombres. Después de todo, estábamos en territorio enemigo. Decidí terminar la misión y regresar a nuestra base para planificar nuestro próximo movimiento.
Pero mientras me retiraba, sabía una cosa con certeza. Recuperaría a Rosalía.
Sin embargo, me preguntaba: ¿cómo reaccionaría ella al verme de nuevo, sabiendo lo que había planeado hacerle?
¿Había alguna manera de que ella pudiera perdonarme?
Y si no... ¿Qué haría yo?
***
Noche tras noche, volvía al jardín de Rosalía, al acecho entre las sombras del denso dosel, esperando algo, cualquier cosa que me hiciera saber que lo que vi era real.