—El punto de vista de Bianca.
—Odiaba este lugar con pasión, odiaba cada maldita cosa sobre él. Odiaba tener que soportar una vida inmortal. Qué ingenua fui al querer convertirme en lo que era mi padre. La promesa de inmortalidad en ese momento parecía tan emocionante, tan emocionante, ser parte de un mundo secreto, del que nadie sabía. Siempre crecí consciente del otro mundo, mi padre nunca lo ocultó. Siempre prometiendo que todo estaría bien, siempre prometiendo que estaría allí para nosotros y lo estaba, claro que iba a explorar el mundo, pero siempre regresaba hasta que un día no lo hizo.