La perspectiva de Theo
No podía creerlo, se había ido, muerta. Tobias parecía tan roto como yo me sentía. Imogen yacía en sus brazos empapada en sangre. Le bajé la camisa, incapaz de mirar su vientre rasgado. El daño en su cuerpo era espeluznante. Verlo me hacía recordar su dolor y miedo. Estaba seguro de que me perseguiría para siempre, sintiendo cuánto nos quería y lo indefensa que se sentía en ese momento. Podía sentir literalmente que nos rogaba con todo lo que tenía para que llegáramos a donde estaba. La habíamos fallado y eso sé que me volvería loco de culpa.
—Llévala, necesitamos irnos —dijo Tobias casi con enojo. Sé que estaba sufriendo, pero odiaba la forma en que lo decía. Arrojándola en mis brazos y apartando sus ojos de ella. Comencé a caminar hacia el sendero por el cual habíamos subido, su voz resonando a través del viento hacia mí.
—¿Qué estás haciendo Theo? Necesitamos encontrar a nuestro hijo —gruñó con dureza.