Miré hacia atrás a Caroline, el miedo consumía cada célula de mi cuerpo paralizándome mientras ella me devolvía la mirada con lágrimas en los ojos. —Nunca deben saberlo, Imogen, no hasta que nazca tu bebé. Si se enteran no dudarán en cambiarte.
—¿Pero no quieren hijos? Sería uno de sus hijos. No entiendo por qué no estarían felices con esto —mi voz salió apenas por encima de un susurro. Estaba confundida. Si me amaran como dicen, ¿por qué me harían daño de esta manera?
Caroline pareció dudar por un minuto, insegura de si debería responder.
—Estás ocultando algo. ¿Qué no me estás diciendo? Esto es algo bueno, no veo por qué pensarían que es malo.