Al estar cortada mi visión, no podía ver, solo sentir lo que él estaba haciendo y escuchar lo que sucedía a mi alrededor. Escuché el sonido de la cuerda cayendo en la cama junto a mí. Giré mi cabeza hacia donde cayó junto a mi rostro. Luego el sonido del velcro. Él me puso de pie y me dio una vuelta. —Quiero que pongas tus manos detrás de tu espalda —susurró mientras mordisqueaba mi cuello. Hice lo que pidió y las entrelacé detrás de mí. Sentí una correa cruzar mi muñeca antes de oír el velcro asegurándola a mis muñecas, así que estaban pegadas. Intenté mover mis muñecas, pero quedaron detrás de mi espalda.