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Seguí corriendo, topándome con la gente en mi apuro por alejarme de la pesadilla que se estaba convirtiendo mi vida, solo me detuve cuando me topé con Percy en las puertas que daban a este lugar.
Percy me miró con una tira de regaliz rojo colgando de sus labios mientras la masticaba con sus dientes puntiagudos. Sacó la tira de su boca, asustado.
—Imogen, ¿qué pasa? —preguntó.
—Necesito irme. Déjame salir, por favor —miró a mi alrededor, notando que Theo y Tobias no estaban conmigo, se rascó la cabeza calva nerviosamente.
—No creo que deba. ¿Dónde están tus compañeros? —preguntó.
—O la abres o lo haré yo.