—¿Qué? ¿Estás casado? —Tobias parecía entrar en pánico. Theo finalmente se dio cuenta de lo que decía, soltó mis brazos y retrocedió tambaleante. Merida parecía a punto de correr y estaba temblando visiblemente.
—Dejen que expliquemos. Por favor. —No, quiero irme ahora —grité con lágrimas corriendo por mi rostro. Merida intentó salir corriendo hacia la puerta principal. La llamé.
—Merida, espera —subí corriendo las escaleras y agarré mi bolso. Podía oír a Theo y Tobias gritándose el uno al otro. No me importaba, no iba a ser la amante de nadie. Tomé mi teléfono que estaba cargando. Bajé las escaleras, ignorándolos a ambos peleando en el salón. Podía oír cómo se rompían cosas. Merida estaba paralizada sin moverse, sus ojos observaban la pelea que había estallado en el salón. Toqué su brazo y ella saltó.
—Vamos —dije y ella asintió, pero tan pronto como nos giramos hacia la puerta, Theo estaba parado frente a ella.