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Era bien pasada la medianoche cuando el rey entró en sus habitaciones.
Pesadas cargas reposaban sobre sus hombros, su rostro duro como roca.
La ligereza que lo rodeaba al abandonar su cámara había partido de él... especialmente después de escuchar la noticia de por qué vino el mensajero.
Siempre supo que este día llegaría. Siempre hizo lo mejor que pudo para no pensar en ello. Pero, finalmente, está aquí.
Un día en que tendría que cumplir con el mayor deber requerido de él.
Tiene que tomar esposa. Tiene que tener un heredero. Tiene que formar una alianza con otro gran reino.
El rey Valendy siempre ha sido un buen rey, y siempre había apoyado el bien. Cuando se trata de apoyo, el rey Lucien sabe que tiene el apoyo de ese rey.
El rey Valendy había enviado a su mensajero para darle el mensaje que le sería de ayuda.
El día anterior, recibió una flecha en el pecho y estaba enfermo, así que no pudo asistir a la reunión de la corte con otros reyes en el Reino de Ijipt.
