Ella se arrodilló frente a él, entre sus piernas y desabrochó su cinturón. Desnudó su suave carne y lo tomó en su mano.
—No tengo ganas de esto, Vetta. —dijo él con calma.
—Te pondré en modo, mi rey. —se sintió aliviada de que él no la mandara a alejarse.
Cuando lo tomó en su boca y comenzó a darle placer, él la dejó. Ojos como un pozo sin fondo la observaban con una cara inexpresiva.
Ella cerró los ojos y le dio placer. Lamiéndolo y acariciándolo mientras él se endurecía en sus manos.
Se relajó perfectamente y tomó su tiempo dándole placer. Ha estado con él durante cinco años, sabe cómo complacerlo. Cómo hacer que su cuerpo sienta por ella. Que la desee.
Tomó más tiempo de lo habitual antes de que comenzara a disfrutar de su ardor, se dio cuenta cuando sus ojos finalmente se cerraron y gemió de placer en la parte posterior de su garganta.
Mientras seguía acariciándolo y succionándolo, él le ordenó que se tocara.