—Los ojos de Danika estaban cerrados cuando sintió unos labios posarse en su frente. De golpe, abrió los ojos y observó, con gran asombro, cómo el Rey Lucien la besaba en la frente.
—El tacto de sus labios perduró. Cerró los ojos y saboreó la sensación. Él está besando su frente. El rey está poniendo sus labios en ella.
—Apenas podía creerlo. De todas las reacciones que esperaba de él, esta nunca fue esperada. Él está poniendo su boca en ella.
—Realmente, valió la pena.
—Finalmente, él se apartó y la miró a los ojos. —Buen trabajo —dijo al fin.
—Ella resplandeció ante el cumplido e inclinó la cabeza —Gracias, maestro —su voz salió un poco ronca y raspada debido a la manera en que acababa de complacerlo.
—Cuando él se recostó en su asiento, ella se alejó de él. Fue entonces cuando comenzó a observar de nuevo su entorno.
—Vaya. Debo decir que tienes una esclava muy buena. Hizo un buen trabajo —dijo entonces el Rey Pesih, desde el otro lado de la habitación.