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—No el carruaje... a menos que él quiera tomar placer de su cuerpo ahí dentro. Nunca el carruaje.
Pero el rey había permitido que ella se quedara en el carruaje, y aunque se sentó en ese espacio en el suelo del carruaje, no importa en absoluto. Mejor que caminar, y montar a caballo cientos de veces.
Además, afortunadamente, la reunión en Ijipt salió muy bien. Los reyes le echaron una mirada y sus labios se tensaron en desaprobación.
—Sobreviviste —había gruñido el Rey Moreh.
El miedo hizo que Danika se escurriera detrás de la espalda del Rey, incluso antes de darse cuenta de que había dado ese paso.
La mirada de desaprobación del Rey Moreh y el Rey Felipe era evidente en sus rostros, pero otros reyes simplemente la miraban pensativos.
La ira de los dos Reyes viene con el conocimiento que todos tienen sobre la ley que ha estado ahí desde el comienzo de los tiempos:
