—Debes... haber estado muy preocupada. Lo siento mucho... Mi Princesa —susurró Sally mientras miraba a su princesa cuando Baski salió de la habitación.
Danika simplemente la acercó, envolviendo sus brazos alrededor de ella nuevamente, lágrimas empañando sus ojos.
—Por favor, no vuelvas a hacerme algo así, Sally. No sabes lo desgarrador que es. Oh, Sally, lo siento tanto. Lamento tanto lo que te hicieron...!
Sally se apartó. Mirando su rostro, palmeó sus mejillas con manos temblorosas y vendadas —Lo que esos r-reyes me hicieron... me dolió tanto, mi princesa. Casi muero... del dolor...
—Oh Sally... —El corazón de Danika se rompió un poco más por dentro.
—...dolió, mi princesa pero pude soportarlo... Quería hacerlo. Tenía que hacerlo. Lo hice por ti, porque sé que tú... nunca podrías recibir ese trato de ellos —sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa—. Eres mi princesa... no eres una esclava.