Ella siguió el comando gutural, sus dedos se aferraron al estante, sosteniéndolo. Se inclinó hacia adelante, dándole la espalda. Él se cernía detrás de ella como un poderoso dios vengador, separando sus piernas como él quería, se posicionó.
Él la penetró de un solo movimiento. Gritaron juntos, Danika cerró los ojos apretadamente mientras el placer la inundaba. Su cuerpo se inclinó más hasta cubrir el de ella, su respiración era áspera, el aliento caliente en sus oídos.
—¿Estás bien? —dicho suavemente, su voz desmentía la urgencia corriendo en su sangre. Su mano se deslizó hacia su cabello que caía todo delante de ella y los empujó todos hacia su hombro izquierdo, dejando la parte derecha de su rostro descubierta.
Ella estaba llena, era casi incómodo. Pero la sensación de él era increíble. —S-Sí, estoy bien —susurró con un movimiento de cabeza, agradecida de que él preguntara.