—Baski usaba agua fría en una toalla para limpiar el sudor del rostro de Remeta cuando sus ojos se abrieron. Se levantó y miró a su alrededor, confundida.
—¡Remeta! Me alegra tanto que estés despierta —Baski jadeó, dejando caer la toalla para abrazarla fuertemente.
—¿Mamá? ¿Qué pasó? —Remeta se dejó abrazar por los brazos de su madre.
—Tú y Corna se desmayaron. ¡Pero estoy contenta de que ahora estés bien! —Baski se echó hacia atrás.
—Recuerdo haber ido al Rey... Intentando defender a mi Reina... Recuerdo al Rey tan enojado... ¡Nos ordenó salir! —Jadeó—. Oh, mamá... mi Reina definitivamente está acabada.
—¿No recuerdas lo que pasó después de eso? —Baski preguntó, asombrada. Remeta negó con la cabeza.
—Justo entonces, Corna respiró profundamente, el niño abrió sus ojos y miró a su alrededor. Parecía tan perdido como Remeta —¿Dónde estoy?
—Baski lo abrazó cerca, él miró a Remeta y eso pareció tranquilizarlo, al ver un rostro familiar —Remeta...