Vetta no dejaba de sonreír. Estaba teniendo un día realmente hermoso y eso se reflejaba en su rostro.
Podría estar cargando al hijo del Rey. Quizás ya esté embarazada de él. El pensamiento no dejaba de hacerla sonreír.
Sin mencionar que su plan ya está en marcha. Ella había observado cuando Danika fue al patio trasero a buscar su ropa y no regresó. Vetta no necesita ser vidente para saber que Karandy debe haber atrapado a su presa.
Pobre mujer embarazada. Y pobre Karandy también.
Los hombres siempre serán hombres, pensó Vetta mientras giraba y comenzaba a caminar hacia afuera en busca del rey. El inútil imbécil podría haber notado que hay una laguna en su plan, pero la lujuria lo cegó.
Su obsesión por el cuerpo de Danika lo ha bloqueado de ver cualquier otra cosa. Incluyendo su propia perdición.
—¿Viste al Rey? —preguntó a la primera criada que vio cuando salió del edificio del palacio.