Kamara inclinó su cabeza hacia un lado pensativa, su cabello bien cepillado cayendo delante de ella. —¿Por qué odias tanto al Esclavo del Rey? ¿No deberías estar contenta de que el rey solo tenga un esclavo? ¿Solo una amante? Otros reyes tienen más de veinte.
—Sí, pero apuesto a que no pueden hacer que el rey se sienta tan atraído por ellas. ¡Es casi como si Danika tuviera a un hombre poderoso como el Rey Lucien bajo su control! ¡Y ella es incluso hija del Rey Cone!
Vetta tragó esas palabras. En cambio, respondió —No la odio.
—Mentirosa —susurró Kamara.
Vetta reanudó la caminata. —De todos modos, vi algo que sé que no es justo para ti, por eso vine a llamarte. Obviamente, he hecho algo muy malo al tratar de traer a tu atención un acto tan irrespetuoso.
Kamara no dijo nada y también reanudó la caminata.
