Cuando Danika escuchó el grito de Sally, reaccionó por impulso. Sus ojos se agrandaron, se volvió y comenzó a correr la distancia que quedaba hasta la puerta.
No estaba pensando, solo podía llorar y desear detener esta pesadilla. —No... por favor, no...
Baski la atrapó justo en la puerta y la agarró con toda la fuerza que había reunido con años de arduo trabajo... viviendo como esclava.
—¡Para! ¡Piensa, Danika! ¡Para! —Baski la forzó a detenerse, girándola para que la enfrentara.
Danika empezó a llorar abiertamente. —No puedo soportar esto... No puedo soportarlo... Baski, esto no puede s-ser...
Las lágrimas desbordaban de los ojos de Baski y envolvió sus brazos alrededor de Danika, atrayendo a la mujer más joven hacia ella. —Ella quería hacer esto por ti, Danika. Ya no puedes detenerlo...