Chad entró en su dormitorio y se sorprendió al ver a Sally sentada en la silla al lado de la cama.
Sus ojos reflejaban su sorpresa. —¿Sally?
Los nervios hicieron que los dedos de Sally jugaran con las costuras de su ropa. —Soy yo... —susurró.
Cuando Baski le dijo que su princesa pasaría la noche en las Estancias del Rey, y que Remeta dormiría en su propio dormitorio, Sally decidió aprovechar la oportunidad para ir a verlo.
Él había estado evitándola y cuando se cruzaban, él siempre desviaba la mirada, sin mirarla a los ojos.
Después de lo que Baski le contó sobre su comportamiento la otra noche, Sally sabe que tiene que tomar la iniciativa o él seguirá echándose la culpa y evitándola.
—¿Qué haces aquí? —él preguntó, obligándose a mirar hacia otro lado. Se ve tan pequeña y hermosa sentada en esa silla.
Verla en su dormitorio despertó un fiero impulso primitivo en él. Siempre se había preguntado cómo se sentiría tenerla en su espacio personal.