Download Chereads APP
Chereads App StoreGoogle Play
Chereads

La profecía de Eldoria

abixandsof
7
chs / week
The average realized release rate over the past 30 days is 7 chs / week.
--
NOT RATINGS
35
Views
Synopsis
Kara es una chica amable y generosa de tercero de secundaria, muy querida en su comunidad por su amor hacia los animales, con quienes siempre busca ayudar y cuidar. Un día, comienza a notar que todo se siente inusualmente extraño: sus mascotas, Milo y Bela, han desaparecido, y su familia no parece darles importancia. A pesar de los intentos de sus amigos y su novio Andrew de calmarla, Kara siente una inquietud inexplicable. Esa noche, Kara tiene un sueño en el que cae desde el cielo y se encuentra en un lugar surrealista, como un mundo de nubes, donde conoce a un zorro parlante llamado King. King le explica que se encuentra en Eldoria, una ciudad de animales con una antigua profecía que involucra a los humanos. Aunque muchos han llegado antes de Kara pensando que cumplirían la profecía, todos volvieron a sus vidas normales. Kara aún está aturdida y confusa, pero antes de despertar, se despide de King, creyendo que todo fue un simple sueño. A la mañana siguiente, descubre un collar que no tenía antes de dormir, señal de que algo más profundo está ocurriendo. Desde ese momento, Kara se enfrenta a nuevos desafíos mientras descubre los secretos de Eldoria, enfrentándose a decisiones difíciles que la llevarán a entender mejor su verdadero propósito y a cambiar su vida para siempre.
VIEW MORE

Chapter 1 - capítulo 1 : El día que todo cambió

· · ─────── ·✭· ─────── · ·

Kara despertó con el sol filtrándose suavemente por la ventana de su habitación, como todos los días. Miró hacia su lado derecho, donde Milo, su perro, siempre dormía acurrucado en su cama, y hacia el lado izquierdo, donde Bela, su gata, se estiraba perezosamente. Pero, para su sorpresa, no estaban.

—¿Milo? ¿Bela? —llamó, frotándose los ojos con la mano.

No hubo respuesta. Un extraño nudo comenzó a formarse en su estómago. Se levantó de un salto, mirando por toda la habitación. Nada. No estaban ni en el suelo, ni en las sillas, ni en su cama. La incertidumbre empezó a tomar forma como un frío que le recorría los huesos.

Bajó corriendo las escaleras, su mente aún sin comprender lo que sucedía. Al llegar a la planta baja, buscó desesperadamente a sus mascotas, pero lo único que encontró fue a su madre, Dayana, sentada frente a la mesa del desayuno, con una taza de café humeante en las manos.

—Mamá, ¿dónde están Milo y Bela? —preguntó, con voz tensa y llena de preocupación.

Dayana levantó la vista con una sonrisa cálida. —Cariño, ¿por qué tan agitada? Es muy temprano.

—No los encuentro... —Kara no podía evitar que la ansiedad se apoderara de ella. Sus mascotas nunca se alejaban de ella. Nunca. —¿No los has visto? ¿Papá y Gabby los tienen?

Dayana frunció el ceño, pensativa. —No, ellos no los han sacado. Tal vez Richard y Gabby se los llevaron para dar un paseo. Gabby no tiene clases hoy. Tranquila, seguro están por ahí. No te preocupes tanto, Kara.

Aunque las palabras de su madre la calmaron un poco, algo seguía molestándola. Algo no cuadraba. Si Gabby se los hubiera llevado, al menos habría dejado una nota o dicho algo. Pero Kara no dijo nada más. Solo asintió lentamente y se dirigió a la cocina para prepararse algo de desayuno.

---

Más tarde, en la escuela, Kara aún no podía quitarse la sensación extraña que la invadía. Durante toda la mañana, los nervios la acosaban, pero trató de ignorarlos. Cuando su amiga Jess apareció en la entrada del salón, Kara le dedicó una sonrisa forzada.

—¿Estás bien? —preguntó Jess, con una ceja levantada, mirándola con preocupación.

Kara asintió. —Sí... solo un poco nerviosa por el examen.

Jess no pareció convencida, pero no insistió. En lugar de eso, la abrazó. —Sabes que si necesitas ayuda, solo tienes que pedírmelo, ¿verdad? No te estreses demasiado.

Kara sonrió ligeramente. —Lo sé, gracias, Jess.

El examen comenzó, pero a pesar de que se concentró todo lo que pudo, su mente no dejaba de divagar. Milo y Bela. ¿Dónde estaban? El vacío en su pecho crecía con cada minuto que pasaba. Pero, por alguna razón, no podía quitarse la sensación de que algo mucho más grande estaba ocurriendo.

---

Al llegar a casa, Kara encontró a su madre sola, tomando una taza de té en el salón.

—¿Dónde está papá? —preguntó, mirando alrededor.

Dayana levantó la mirada, pero esta vez su rostro mostraba una leve preocupación. —Todavía no han llegado. Tal vez se detuvieron en el camino o algo los retrasó.

Kara no podía dejar de sentirse intranquila. Algo en su interior le decía que las cosas no estaban bien. Con el corazón acelerado, se fue a su habitación y trató de relajarse, pero el insomnio comenzó a hacer mella en ella. Las horas pasaban y la noche caía, y todavía no había señales de su padre ni de su hermana.

Finalmente, el agotamiento la venció, y Kara se dejó llevar por el sueño. Pero esa noche, algo extraño la esperaba.

Kara abrió los ojos, pero algo raro sucedía: estaba cayendo del... ¿cielo? Rápidamente, Kara gritó como nunca, pidiendo ayuda, pero por obvias razones nadie iba a escucharla. Sentía mucha desesperación mientras agitaba los brazos.

—¿Qué está pasando? —Kara vio que iba a tocar el suelo, así que se cubrió la cara con los brazos, asustada.

Sin embargo, se llevó una gran sorpresa al darse cuenta de que había caído en una especie de nube. Estaba muy extrañada y sentía miedo. Desconcertada, miró a su alrededor, buscando a alguien o algo que la ayudara a entender lo que estaba pasando.

—¿Cómo es posible? No entiendo nada, esto es demasiado repentino —murmuró, mientras miraba a su alrededor mientras se ponía de pie.

Al mirar sus brazos, notó algo raro. No sabía exactamente qué, pero estaba segura de que algo no iba bien. De repente, escuchó a alguien detrás de ella. Se giró, pero no vio a nadie hasta que bajó la mirada y vio un zorro.

—Qué raro, escuché a alguien detrás. ¿No has visto a nadie, verdad, zorrito? Vaya, me estoy volviendo loca, solo eres un lindo zorrito —dijo Kara, poniéndose a la altura del zorro y mirándolo con ternura.

Kara se levantó, pero algo extraño sucedió: parecía que alguien le estaba hablando de nuevo.

—Gracias por el cumplido, pero sí, fui yo quien te habló. Mucho gusto, soy King, el guardián de la frontera de Eldoria —dijo el zorro, con un tono relajado, como si ya estuviera harto de repetir esas palabras.

Kara, al darse la vuelta, se alarmó y dio un pequeño salto, cayendo al suelo. Muchas dudas pasaron por su cabeza: ¿cómo era posible que un zorro hablara? Definitivamente, se estaba volviendo loca.

—Esto ya no es normal, debo estar soñando. Un zorro no puede hablar, es un animal... Posiblemente sea un sueño, eso es, un sueño... —dijo Kara, muy segura de sí misma, mientras King la observaba caminar de un lado para otro.

Después de un rato, King logró calmarla, y por fin pudo explicarle en dónde se encontraba.

—Ahora que ya te calmaste, te puedo explicar mejor dónde estás. Porque vaya que hablas, necesitas terapia intensiva... En fin... —King se aclaró la garganta para hablar con más seriedad—. Bienvenida a la frontera de Eldoria, una ciudad llena de magia, fantasía y blah, blah, blah... En resumen, es una ciudad donde todos son animales. De hecho, es muy raro ver un humano aquí. Ahora que lo pienso... ¿será que tú...? No, no creo —dijo King, observando a Kara con curiosidad.

Kara, aún muy sorprendida, se quedó sin palabras. ¿Ciudad mágica? ¿Animales que hablan? ¿Por qué nadie le había dicho algo así? Kara solo podía quedarse callada, mirando al zorro con una cara de asombro mientras intentaba calmarse.

—¿Qué es lo que ibas a decir al final? Además, ¿cómo que ciudad mágica? No entiendo... —preguntó Kara, con mucha curiosidad. A pesar de tener miedo, este mundo mágico la intrigaba profundamente, y la idea de los animales parlantes la emocionaba aún más.

King, en tono aburrido y despreocupado, la miró de reojo y luego se dio la vuelta, hasta que de repente le vino una idea a la cabeza.

—Ok, hmm, tu nombre es Kara, ¿verdad? Iba a mencionarte la profecía... Se dice que llegará alguien, no un animal, sino un humano, cuyo propósito será liberarnos, o eso es lo poco que se entiende. La profecía dice así: "Al otro humano pisar este lugar, varios cambios se presentarán; el agua cambiará de color, la luna y el sol se tocarán, y por fin libres serán". Ahora que lo pienso, es muy raro... —dijo King, despreocupado—. Pero no te preocupes, antes de ti llegaron unos cuantos, pero todos se terminaban yendo, así que posiblemente tú también regreses a tu hogar.

Kara sintió una gran curiosidad. A pesar del miedo, todo el tema de la profecía y de los animales que hablaban la llenaba de emoción, especialmente la parte de los animales.

Kara se sentó y miró a King. —¿No te gustaría sentarte a mi lado? Solo hasta que por fin me pueda ir a mi hogar —dijo mientras sonreía; al parecer ya no le tenía miedo.

King, sorprendido, se sentó a su lado. Ahora que podía estar más cerca de ella, se dio cuenta de que tenía algo diferente, algo que ninguno de los humanos que habían venido antes tenía. "Ella es diferente, transmite calidez y confianza", pensó King. ¿Será que sí será ella la de la profecía? No lo sabía con exactitud.

Luego de un rato ambos se quedaron conversando sobre cómo era la vida de Kara en el mundo humano; King tenía mucha curiosidad, necesitaba estar seguro de que ella era la de la profecía.

—¿Y dime, qué cosas son las que más te gusta hacer en el mundo humano? —preguntó King con curiosidad.

—Hmm, creo que lo que más me gusta es estar con mis "mascotas", porque más que eso son mi familia. Se llaman Milo y Bela; son un perro y una gata, ambos realmente lindos. Aparte de eso, también amo ir a refugios de animales. Creo que lo mejor que puedo tener es la naturaleza, es simplemente hermosa.

King sonrió; podía percibir que ella era de quien hablaba la profecía. Era simplemente pura y amable. Estaba seguro de que ella podría brindarles seguridad... ¿Pero seguridad de qué? Algo no iba bien, algo iba a suceder...

Pasaron unos minutos y ambos se reían de los chistes que hacía King, pero de pronto Kara comenzó a desvanecerse, sabiendo que estaba volviendo a su mundo.

—Al parecer, ya la hora de irme se acerca. Sabes, fue lindo conocerte, King —dijo Kara mientras lo miraba con una sonrisa cálida.

—También fue muy lindo conocerte —dijo King en silencio, pues sabía que, si era la elegida, volvería.

Ambos se sonrieron mientras Kara desaparecía. Al abrir los ojos, Kara se despertó sola, confirmando que muy posiblemente había sido un sueño, pero para ella, ese sueño fue muy lindo, aunque raro a la vez.

—Ese sueño fue algo raro, pero lindo —dijo Kara mientras se sentaba al borde de la cama, pero notó algo extraño—. ¿Un collar? ¿Será que... no fue un sueño?

· · ─────── ·✭· ─────── · ·