Chapter 3 - KOTOR 02 La Huida

Uno de los cinco padawans en la Academia Jedi en Taris, Zayne Carrick teme que no logrará ser ascendido como caballero junto con sus compañeros de clase. Y por una buena razón: su misión para capturar a Gryph, un estafador Snivviano de poca monta, sigue inconclusa.

 

Zayne finalmente captura a Gryph, pero la persecución lo retrasa para la ceremonia de graduación en el Templo Jedi. Él se apresura, esperanzado en que la misión cumplida ayudara a su causa.

 

Pero nada puede ayudarle a entender lo que él ve cuando llega: sus cuatro amigos padawans yacen muertos a los pies de sus propios maestros. "Llegas tarde", le dice Lucien, el maestro de Zayne. ¿Zayne corre… pero a dónde puede ir él?

 

Comienza la narración

 

Hace años atrás, antes de la huida del padawan y la masacre de los maestros en los Territorios del Borde Exterior/Sector Raioballo/Sistema de Dantooine/Planeta Dantooine

 

En Dantooine un mundo agradable, teñido de oliva, azul y marrón, poseía mares y continentes que contenían praderas de color pastel salpicadas de árboles, ríos y lagos, estaba bastante alejado de la mayor parte del tráfico galáctico, era el hogar de una pequeña población de colonos humanos, estos se dedicaban en gran parte a la agricultura y que habitaban viviendas unifamiliares dentro de pequeñas comunidades, algunas con mayores propiedades de tierra, y en este planeta también era el hogar de los Dantari una raza primitiva de seres humanoides altos y fuertes. Igualmente, este mundo estaba lleno de fauna y flora.

 

En esta ocasión se podía ver un lugar en este mundo antes descrito que era una academia conocida como el Enclave Jedi, un complejo de edificios de apariencia artesanal como tecnológica, hecho de piedra y mampostería local y se distinguía por las grandes estructuras de piedra en forma de aletas que rodeaban los edificios principales. Se podía divisar cerca de la susodicha localización donde se veía a un miembro de la especie de yoda llamado Vandar Tokare de túnicas azules oscuras que estaba sobre una silla deslizadora (Los miembros de la especie de Yoda, la mayoría de ellos tiene una altura de menos de un metro, podían vivir muchos siglos, los de esta la especie se caracterizaban por orejas puntiagudas, crestas en la frente, manos de tres dedos y pies de tres dedos adelante y uno atrás. Su piel correosa y dientes afilados) y también a una mujer humana de ropas blancas, cabello castaño claro y largo llamada Reiva Carrick

 

- ¡Maestro Vandar! Ellos llevan con Zayne toda la mañana. ¿Usted sabe algo más? Consultó la de cabello castaño, llamando la atención del maestro Jedi para saber más de cómo estaba su hijo.

 

- El caballero que se refirió a su hijo en Dantooine estaba en lo correcto. Madam, Zayne tiene una proclividad marginal por la fuerza. Explicó el reptiliano la situación del primogénito de la humana dentro de la orden.

 

- ¿Marginal? Dudo Reiva desconcertada y curiosa al ver la respuesta del jedi.

 

- No se alarme por el término. Nosotros no entendemos completamente la manera en la que la fuerza se manifiesta en los jóvenes. Con el entrenamiento, él puede llegar a ser una valiosa adición a nuestras filas. Expuso el maestro, aclarando y calmando las dudas de la mujer sobre su hijo.

 

Ambos entraron en el enclave donde recorrieron los pasillos en silencio hasta que el jedi habló.

 

- Y ya admiramos cómo ha formado parentescos. Alago el reptiliano por las amistades o vínculos que hizo Zayne con otros aprendices.

 

- Él tiene prácticas en eso… Su padre y yo tenemos cuatro más en casa. Afirmó la madre esclareciendo las habilidades sociales de su hijo.

 

- ¿Pero la orden es un lugar seguro para un niño? Esos jedis oscuros… ¿Ellos estarán bien? Temió la de cabello castaño por la vida de su hijo, a manos de fuerzas oscuras podrían lastimarlo.

 

Ambos caminaron hasta llegar a una habitación donde había una ventana donde vieron a los iniciados Kamlin, Oojoh, Shad Jelavan, Gharn y Zayne Carrick los cuales jugaban con diversos juguetes

 

- ¿Los siths? Hemos estado afortunadamente libres de ellos desde que la guerra acabó. Y nos mantenemos en vigilia constante ante su retorno. Se lo aseguro, madame, su hijo no podría estar más seguro. Después de todo, no solo somos sus maestros. Somos sus protectores. Expuso el maestro quitando las dudas y preocupaciones de la mente de la mujer.

 

En el presente.

 

Zayne huía de los maestros asesinos de sus camaradas padawans, pero Lucien lo detuvo para decirle algo

 

- ¡Zayne espera! Exigió el maestro rubio a su aprendiz mientras caminaba despacio hacia él.

 

- Tú nunca habías tenido en cuenta la puntualidad. Por favor. Ahórranos algo de tiempo ahora. Bromeó ligeramente y pidió al rubio con un tono irónico.

 

 

En respuesta a eso, Carrick se dio la vuelta, y encendió su sable de luz

 

- ¡Ah. Un último ejercicio entonces. Volvió a bromear Draay mientras seguía desplazándose hacia el joven.

 

El castaño acorralado corta la puerta del ascensor de la torre, abriéndola para poder huir por el hueco del mismo.

 

El rubio, al ver eso, usó su comunicador para hablar con los responsables del control de seguridad de la academia

 

- Lucien a la torre de control. Cierren las puertas, cierren las puertas. Ordenó al maestro de túnica blanca para evitar que escapara su alumno.

 

Luego el maestro se lanzó junto a sus camaradas al pozo del ascensor mientras Carrick rompía otra puerta en el fondo del mismo y logro entrar en una sala de carga llena de droides cargadores, el castaño saltaba entre ellos hasta que vio una zona de salida de cajas que estaba en el suelo y se lanzó a ella

 

Cuando llego el maestro Lucien destruyó los droides para abrirse paso en la sala usando sus poderes de la fuerza

 

Mientras en el hangar de la academia, Marn pudo ver cómo se cerraron las compuertas del mismo, pero le dio igual: jaló las esposas atadas a la motocicleta de su captor para intentar escapar, pero no le sirvió

 

- Estúpido duradero. Está a punto de sacar la piel de mis. No pudo terminar de quejarse Hierogryph al ver a varios maestros jedis persiguiendo a su joven adversario.

 

- ¡Tú! ¡Y alguien a cargo! ¡Finalmente! Este interno suyo ha violado todos mis derechos civiles. Se volvió a quejar el Snivviano mientras seguía forcejeando con sus esposas.

 

- ¿Todos ellos están detrás de mí? Dudo Marn observando cómo los maestros iban corriendo hacia él.

 

- ¡No, de mí! Corrigió el padawan castaño mientras se subía a la motocicleta y la encendio.

 

- ¿Qué hiciste? Indago el contrabandista dudoso de las acciones de su captor.

 

- ¡Nada! ¡Es lo que ellos hicieron! ¡Sujétate! Aclaro y ordenó Carrick a su prisionero mientras aceleraba y conducía en dirección opuesta a la salida.

 

- ¡La entrada está cerrada, Zayne! ¡No hay salida! Aseguro Lucien mientras seguía el vehículo con su sable aún activado en su mano.

 

- ¡Espera! ¿Qué haces? Preguntó desconcertado Hierogryph viendo a dónde se dirigía el padawan con su motocicleta.

 

De un momento a otro el barrote donde está apresado el contrabandista se rompió, lo cual le alegró, pero aún tenía sus esposas.

 

La maestra togruta Raana Tey se abalanzó con espada en mano hacia el vehículo del padawan fugitivo

 

- ¡No! ¡No lo hagas! Suplico Hierogryph para evitar la agresión de la jedi, pero inevitablemente ella seguía con su ataque. Por suerte, el contrabandista de un salto cayó en el asiento principal del vehículo mientras el asiento de acompañante fue cortado por la maestra mientras el par de fugitivos escapaban.

 

 Carrick volvió a ingresar a la sala de carga donde estuvo antes y fue por el hueco del ascensor desplazándose por las paredes del mismo

 

- ¡Espera!, donde estás. Consultó desconcertado el contrabandista mientras veía la ruta inusual como arriesgada de su captor para escapar

 

El padawan llego hasta el último piso de la academia y atravesó una ventana para escapar. Marn tenía sus manos con garras en la espalda de su captor, lo que molestaba a este último.

 

- ¡Deja de hacer eso para que pueda manejar! Se quejó Zayne sintiendo cómo las manos del contrabandista le molestaban la espalda.

 

- ¡Aún estoy encadenado y mis manos están juntas por las esposas, tú estás loco! Igualmente, se quejó Hierogryph mientras pasaba sus manos para que el joven jedi ingresara el código de las esposas.

 

- Solo déjame poner el código en las esposas. Declaro el castaño a su apresado mientras presionaba botones hasta que finalmente lo logró.

 

- ¡Rápido! ¡Tenemos compañía! Exclamó e informó el de ropas moradas mientras podía visualizar los maestros jedi en motocicletas, igualmente acercándose al par de prófugos.

 

Sin darse cuenta, ambos se dirigían a un gran ventanal de un edificio institucional y lamentablemente no pudieron cambiar de dirección, inevitablemente se iban a impactar

 

Mientras dentro de dicha institución un educador algo viejo, de túnicas moradas y blancas, con unas gafas pequeñas y escaso cabello canoso, daba una cátedra a sus alumnos

 

- Y ya sea que sigan su carrera de ingeniería civil aquí o en otro lugar, confiarán en el paquete de tráfico DX-300. Con el 300, la regulación de señales indica una mejor ruta. Nada del caos que teníamos que soportar en mis días. Explicó el profesor a sus alumnos, lo cual hizo bostezar o hacer dormir a los mismos.

 

- Ahora, estudiantes, si ustedes atienden al próximo. Pero no pudo terminar el educador, porque uno de sus alumnos señaló el gran ventanal detrás de él y el de ropas moradas. El alumno vio al vehículo del padawan y su apresado contrabandista ir contra el edificio donde estaba.

 

- ¿Qué es eso? Preguntó desconcertado al intentar visualizar la motocicleta, pero apenas pudo verla y esta chocó de forma brusca como estruendosa contra el vidrio.

 

 

- Abajo y cúbranse. Vocifero el profesor mientras se tiraba al suelo para evitar que la motocicleta lo embistiera.

 

- ¡Asuntos jedi! ¡Retrocedan! Vocifero el padawan pasando por sala en dirección de la salida de misma en su motocicleta, causando el caos.

 

Luego aparecieron los 4 maestros en sus motocicletas

 

- ¡Asuntos jedi! ¡Quédense abajo! Ordenó Lucien a los presentes, mientras se bajaba junto a sus camaradas.

 

Los 4 jedi corrieron por los pasillos siguiendo el rastro de destrucción del prófugo llegaron hasta un comedor de la escuela, preguntaron al ver como una de las ventanas del comedor que daba afuera de la edificación estaba rota, la maestra togruta hablo con uno de los alumnos con una bandeja con comida.

 

- Tú dime, ¿por dónde se fueron? Preguntó la jedi al alumno para saber la dirección donde se fue el fugitivo.

 

- ¡Todo lo que vi fue el deslizador! Pasé por aquí tan rápido. Aseguro el alumno apuntando con un dedo al ventanal destruido.

 

- ¡Suficiente!, ¡vamos! Concluyó la togruta mientras se iba junto a los otros maestros.

 

Cuando un estudiante abría la compuerta del ducto de basura, pudo escuchar un susurro, pero no vio las manos que estaban dentro del ducto mientras veía a los jedis pasar

 

- ¿Quién es esa que hablo? Consultó Marn curioso, queriendo saber la identidad de la voz.

 

- Es la maestra jedi togruta Raana tey. Respondió el padawan resolviendo las dudas de su camarada contrabandista.

 

- Su nombre rima con fugarse, tal vez deberíamos. Pero no terminó su diálogo porque vio cómo el estudiante que abrió la compuerta de residuos iba a tirar el contenido de su bandeja donde estaban.

 

- ¡Eh!, no lo hagas. Pidió de forma tardía Hierogryph, pero ya estaba hecho. El estudiante tiró el contenido de su bandeja por el ducto, haciendo que los líquidos de los restos hicieran resbalar a al par de fugitivos, soltándose y cayendo por el ducto.

 

Por suerte, la basura en el fondo del depósito de desperdicios amortiguó su caída

 

- Bueno, el compactador no estaba encendido. Agradeció su buena fortuna el castaño mientras se paraba de la basura.

 

- Sí. Tú eres un amuleto de la suerte. Bromeó él de ropas moradas mientras se ponía en pie.

 

- Creo que encontramos un nuevo camino hacia la ciudad baja. Afirmó el castaño, viendo los alrededores de donde estaban.

 

- Olvídalo. ¡Esos jedis estaban tratando de matarnos! ¿Qué has hecho? Se quejó y consultó el contrabandista, queriendo saber por qué fue perseguido su captor.

 

- ¡No hice nada! ¡Entré en el templo y encontré a todos mis amigos muertos! Aclaro la situación vociferando Zayne en voz baja con ira porque le pasó a sus camaradas.

 

- ¿Muertos? Dudo curioso Marn pesando en la situación en que se metió.

 

- ¡Asesinados! ¡Sus maestros los mataron! ¡Sus propios maestros! ¡Y ahora ellos están detrás de nosotros! Siguió aclarando el asunto Carrick en que se metieron ambos.

 

- ¡Oh, no! ¡Detrás de ti, más bien! ¡Yo me voy de aquí! Concluyó Marn fastidiado, mientras se marchaba caminando de ahí para no verse involucrado.

- ¡Padawans muertos! Como si necesitara. No terminó de pronunciar esas palabras el Snivviano mientras se puso a pensar en las palabras del joven jedi.

 

- ¡Espera! ¿Cómo sé que tú no lo hiciste? Cuestionó el de ropas moradas mientras lo señala con su dedo índice.

 

- ¿Yo? ¡No podría haberlo hecho! Afirmó indignado por las palabras de su compañero prófugo.

 

- ¡No podría haberlo hecho! ¡Ellos son mis amigos! ¡Tienes que escucharme! Suplico desesperado el castaño mientras ponía una mano sobre el hombro de Marn.

 

- ¡Suéltame! Exigió algo molesto el contrabandista mientras el padawan quitaba su mano de su compañero.

 

- ¡Ahora apártate! ¡Tengo que pensarlo! Afirmó dudoso Marn mientras tomaba bruscamente el sable de luz del joven jedi mientras miraba hacia arriba, observando algo que solo él notó.

 

- ¡Por favor, tienes que escuchar! ¡Te digo la verdad! ¡Nunca los hubiera asesinado! ¡No podria haberlo hecho! Aseguro desesperado Zayne pesando que el de ropas moradas iba a atacarlo.

 

- No podrías haberlo hecho. Afirmó nuevamente el contrabandista mientras encendía el sable de luz.

 

- ¡Tienes razón! ¡No podría haberlo hecho! ¿Cuántas veces he intentado capturarte?, ¿ocho? Dudó el padawan sobre las ocasiones, y se empeñó en apresarlo.

 

- Nueve. Corrigió el de ropas moradas, el número de veces que lo intentó arrestar.

 

- ¡Ellos casi eran jedi! No podría asesinar a ninguno de ellos, mucho menos... A todos ellos Concluyo apenado y deprimido Zayne por la ida de sus camaradas así como la inutilidad del mismo cerro los ojos pensando que su compañero lo atacaría, pero escucho como el sable no lo toco, pero si destruyo al abrir ojos miro como Marn destruyo un droide de vigilancia de una estocada de su arma.

 

- ¿Qué? Indago desconcertado el castaño mientras veía cómo su viejo rival despedazaba el droide.

 

- Droides de vigilancia de la ciudad. No solo tus maestros están detrás de ti, ahora las autoridades civiles están en esto. Expuso el Snivviano observando él automata que destruyó y sus características.

 

Ambos salieron de la zona de desechos hasta un callejón hasta casi salir a la calle donde charlaron

 

- ¿Cómo sabes sobre eso? Quizá están detrás de nosotros porque dañamos el edificio. Dedujo el castaño por el peso de sus acciones en el accidente que provocó.

 

- ¿Aún no has dado un vistazo fuera de la ventana de tu ostentosa torre? ¡La ley aquí no tiene tiempo para las violaciones de tránsito! Aseguro Gryph sabiendo cómo funcionaban las cosas en este mundo.

 

- Esos de allí son patrullas, cruceros y más droides, probablemente. Parece que el alguacil está afuera esta noche. Expuso él de ropas moradas, señalando con su mano y observando los cielos y los alrededores de donde estaban, donde se divisaban fuerzas de la ley.

 

- Mira, siento haberte metido en esto, solo vete, es un planeta grande, tú desaparecerás, yo también. Pero no pudo de decir su despedida, el castaño a su compañero porque vieron un anuncio policial en un edificio.

 

- ¿Puedes oír lo que están diciendo? Consultó el padawan a Marn para saber si él podía leer lo que se mostraba en el anuncio.

 

- No… Pero el anuncio está en sullustese. Debemos estar en la zona de sorosuub y puedo decirte que está escrito en él. Aseguro el Snivviano viendo que podía leer el anuncio en un idioma que él reconocía.

 

El pobre joven jedi se lamentó viendo el anuncio que seguramente era de búsqueda y captura, vivo o muerto.

 

- En el anuncio, dice, Zayne Carrick padawan en falta, asesinó a sus compañeros de clase, el fugitivo está armado y es. No terminó de leer Gryph los crímenes de los que se le acusaba a su inesperado camarada.

 

- ¿Peligroso? Dudó Carrick pensando que dirían eso mientras se lamentaba de estar en esta situación tan horrible.

 

- No, te dicen trastornado. Bien, eso ciertamente se oye y aplica a alguien como tú. Se burló el delincuente, riendo bajo y observando el siguiente anuncio.

 

- Vámonos solo, vámonos solo. Afirmó mientras agarraba una capucha tirada entre la basura para ver si podía usarla para ocultar su identidad.

 

- Sí, creo que… No pudo terminar de pronunciar el de ropas moradas porque vio un nuevo anuncio.

 

- ¿Qué? Dudó Zayne desconcertado porque su compañero de fuga no terminó sus palabras.

 

Ambos miraron un anuncio donde se mostraba a Marn Hierogryph

 

- Odio este cartel, no saco mi lado bueno en la fotografía. Déjame ver lo que dice, dice que soy. ¿Cómplice? ¡¿Ladronzuelo encapuchado?! Exclamó el Snivviano al ver los cargos de los que se imputaba a él.

 

- ¡Yo no soy un COMPLICE! ¡Yo soy un CEREBRO! No me pueden rebajar a ser un segundon. Grito indignado el traficante, frunciendo el ceño muy furioso.

 

Mientras con los maestros jedis en su torre, se podía ver a Lucien y Q'anilia hablando mientras se podía ver cómo los droides se llevan los cuerpos de los alumnos en las camillas

 

- ¿La aguacil ha regresado? Consultó el rubio a su camarada mientras veía a los droides sacar los cadáveres.

 

- Sí, Lucien, ella dijo que deberían lograr que Zayne salga de su escondite pronto. Informo la miraluka sobre la presencia de la oficial.

- Aunque no estoy segura. No estoy tranquila con tantos extraños involucrados en algo tan delicado. Opinó preocupada la maestra de ropas moradas mientras tenía una mirada algo apenada.

 

- Bien, solo te diré lo que le dije a nuestros socios en Coruscant. Las autoridades civiles siempre habrian de estar involucradas de una manera u otra. Se esperaba eso. Eso era lo esperado. Debe haber una muestra de justicia, Q'anilia. Nosotros debemos tanto a las familias. Explicó Draay aclarando la situación y sus deberes a su camarada.

 

- Claro, tienes razón. Yo solo bueno, nunca pensé que Zayne sería el único. Dudo la maestra de ropas moradas confundida.

 

- Puede que él todavía no sea el único. Él es mi padawan. No creo que sea el único. ¿Pero tenemos que estar seguros, no? Aseguró el rubio mientras veía directamente a la cara a su amiga.

 

- Claro. ¿Estás seguro de que podemos encontrarlo? Conocemos la mente de Zayne, pero la del Snivviano no. Cuestiono Q'anilia pensando en las posibilidades del par de fugitivos.

 

- Está en esto por sí mismo y no será un factor por mucho tiempo. Él abandonará a Zayne. O se cansará. Ellos ya pueden haberse separado. No, Zayne está muy solo. Y él se arrastrará al agujero más oscuro que pueda encontrar. Expuso el rubio a su camarada la posible situación de su padawan.

 

- Veamos si podemos darle un poco de ayuda al alguacil sepultándolo allí. Concluyó Draay con un tono algo burlón mientras volvía a observar los droides llevándose los cuerpos de los aprendices muertos.

 

Mientras con el par de fugitivos ambos fueron a la taberna Kedorzhan un lugar frecuentado por los mismos especímenes de esa misma especie (Los Kedorzhans eran una especie corpulenta con características similares a un topo, con dos piernas y dos brazos, estos tenían un excelente sentido del olfato, pero eran virtualmente ciegos después de horas en la oscuridad) tomando en cuenta eso Marn tomo eso como ventaja, podían escuchar la música y ver muchas mesas holográficas, jugadores de cartas, pantallas y luces así como una barra para que se sentaran y tomar bebidas

 

- ¡Esto es una locura! ¡No hay manera de esconderse! Reclamó el padawan viendo a tantos clientes frecuentando el establecimiento.

 

- ¿Qué pretendías hacer, esconderte en oscuras cantinas? ¡Ese es el primer lugar que ellos revisarán! ¡Pero siempre es día de pago en algún lugar de Taris! Razonó el traficante a su improbable camarada mientras miraba tranquila la gente a su alrededor.

 

- ¡Pero alguien podría reconocernos! Protestó Carrick pensando que se equivocó de sitio el Snivviano para ocultarse.

 

- ¿Tú no has llegado a la ciudad baja muy seguido, no? Esta es la taberna Kedorzhan. Después de trabajar en las minas, los Kedorzhanos no pueden ver nada durante horas. Tú eres una "gran mancha", yo una "mancha pequeña" Informó Gryph paseando por el local sin que nadie lo reconociera.

 

- Si los noticiarios empiezan a transmitir tu olor, entonces sí tendrás un problema. ¡Sin embargo, sus droides taberneros sirven buenas bebidas! Bromeó y se burló el de ropas moradas, pero luego notó una mesa holográfica donde se mostró a varias personas.

 

- ¿Eh, qué es eso? Preguntó el contrabandista viendo más de cerca la mesa y se sentó junto a su compañero en la barra y pudo notar que estaba su joven amigo castaño entre los hologramas

 

Marn dio algunos créditos al autómata y así como pidió dos vasos largos de cerveza, este le los dio

 

- ¡Ohh! ¿Son estos los chicos muertos? Supuso el Snivviano mientras podía ver más a detalle a cada uno.

 

- Ellos son mis amigos. Eran mis amigos. Aclaro el joven jedi dando a entender que eran sus camaradas padawans.

 

- ¡Oh, mira cómo ellos están hablando con sus familias, ahora! Una pareja de hermanos, una chica joven y un pequeño muchacho, socio, esto es injusto. Describiendo el de ropas moradas a la gente que aparecía en la pantalla mientras se quejaba un poco de la situación de su camarada.

 

- Es la familia de mi mejor amigo. La chica es Shel. Como sea, nunca hablaré con ella de nuevo si cree que hice esto. Explicó el deprimido como desanimado Carrick mientras se cubría con sus manos su rostro.

 

- ¡Oh, ya vamos, Gran Mancha! Ten una bebida. Ofreció el Gryph mientras sostenía la bebida y la acercaba al joven jedi, intentando animarlo.

 

El padawan se levantó con una mirada apenada como decaída mientras volteaba y su camarada hacía lo mismo

 

- Nadie podría creer que tú has hecho eso. Es como si dijéramos. Si tú no fuiste el peor aprendiz que ellos han tenido, es solo porque todos los archivos se perdieron cuando explotó el planeta del que estaba más abajo en la lista. Expuso Hierogryph mientras se burlaba de él para intentar cambiarlo de humor mientras ponía una mano sobre su amigo.

 

- Eres bastante reconfortante. Respondió con ironía y sarcasmo el castaño mientras ponía una pequeña sonrisa.

 

- Solo es el corazón de oro de Marn Herogryph, mi amigo. Ahora, si tan solo pudiéramos demostrar que eres una peste en la corte de ley. Afirmó el traficante para luego voltear y poder divisar varias razas que sí podían ver a lo lejos ingresando en la otra entrada del establecimiento.

 

- ¡Al suelo! Ordenó él de ropas moradas mientras tiraba su bebida y arrojaba a su socio al suelo.

 

- Hmm. Ellos no son jedis, pero algunos de ellos pueden vernos. Habrá cazarrecompensas pronto. Cualquiera con ojos será un problema. ¡Cazarrecompensas! Garantizo Marn cauteloso por la situación en la que estaban.

 

- ¡Cazarrecompensas! Chico, espero que los Vulkars y los Beks estén vigilando. Esto debería hacer maravillas con mi reputación callejera. Imagino el Snivviano en qué dirección lo llevaría el prestigio de sus acciones pasadas.

 

El vaso que soltó en el suelo explotó en pedazos debido un disparo de blaster lo que alertó al par de fugitivos, los cuales corrieron a la salida de la taberna

 

- Eh parece que ya saben quiénes somos, esta gente es ciega pero pueden oírnos. Afirmó él de ropas moradas mientras huía con el joven jedi.

 

- ¿Cómo pudieron hacer esto? ¡Confiamos en ellos! Sospechó y dudó indignado el jedi castaño mientras corría.

 

- ¿Los Kedorzhanos? Consultó Gryph a su camarada mientras seguían moviéndose lejos del establecimiento.

 

Ambos se escondieron en un callejón

 

- ¡Nuestros maestros! ¡Hemos estado con ellos durante años! ¡Se supone que ellos protegen a sus aprendices, no los masacran a sangre fría! Exclamó vociferando un poco irritado, viendo a Marn a los ojos.

 

- ¡Oooh! ¡Ooh! ¡Quizá tu maestro es un bith! Teorizo el traficante pensando en esa posibilidad y el porqué de sus acciones.

 

- ¿Un Sith? Corrigió Zayne con seriedad, aclarando el término al que su camarada se refería.

 

- Lo que sea, ya sabes, los tipos estropearon todas las buenas rutas de comercio hace un par de años. Se quejó e informó Hierogryph mientras pensaba cómo los siths arruinaron sus negocios.

 

- No. No. No hay indicios de eso. Confirmó el castaño descartando esa posibilidad de su mente.

 

- Estos son los maestros con los que hemos estado desde que dejamos la infancia. He oído lo que ellos hablan bastante. Ellos odian a los sith. Ellos… Reflexionó el jedi para luego pensar un momento en que algo no estaba bien y eso era el odio de sus maestros.

 

- ¡Ellos odian a los siths! Declaro el castaño a su amigo, informando este defecto.

 

- ¿De veras? Dudo el Snivviano pensando en lo que dice su compañero.

 

- Ellos son jedi. No nos permitimos odiar. Aseguro Carrick explicando uno de los principios de su orden.

 

- Algo está mal aquí y ya estaba mal. Lo que sea que les pasó a los maestros para hacer. Lo que hicieron. Ellos quisieron hacerlo con todos nosotros. ¿Qué habíamos hecho? ¿Qué habíamos visto? ¿A qué le temían ellos? Intrigado y dudoso, el jedi llenó incertidumbre sobre las incógnitas que tenía en su mente.

 

- ¡Gryph! ¡Tienes que tratar de sacarnos de este planeta! Pidió muy nervioso Carrick a su camarada prófugo mientras lo agarra de sus hombros.

 

- No solo a cualquier mundo. Necesito ir a donde nosotros fuimos entrenados. A todas partes donde fuimos entrenados tengo que retroceder nuestras vidas. Cualquier cosa que nos traiga aquí de regreso. La única manera de salir de esto para ambos es encontrarla. Exigió y explicó algo desesperado y apenado el castaño.

 

- ¿Futuro en el pasado, heh? Bien, eso encaja. En mi plan de escape personal, ir arriba significa primero ir abajo. Expuso el traficante con una leve sonrisa a su compañero.

 

- Espero que te gusten los mutantes, monstruos, y enfermedades, interno. ¡Porque nuestro único camino para salir de Taris es ir hacia los bajos de la ciudad! Bromeo y explico Marn cómo funcionaban las cosas en este planeta, así como los peligros y riesgos que se van a enfrentar.

 

Mientras en la academia jedi, se veía a los maestros jedis meditando menos Lucien

 

- Hacia los bajos de la ciudad. Pronuncio Xamar en medio de su meditación.

 

- Lucien nosotros lo vimos. Informó la miraluka a su compañero lo que podía ver su meditación.

 

- Escuché. Prepárense para partir. Ordenó Draay a los demás maestros listos para su viaje.

 

- ¡Ah, Zayne! Cuanto más huyas, mi padawan. Más demostrarás que nuestras acciones son correctas. Declaro, mientras veía por el gran ventanal, observando la gran ciudad, pensando lo que pasaría a futuro

 

- El fin -