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Chapter 18 - SEGUNDA SELECCION PARTE 3

La atmósfera en el equipo rojo seguía cargada de frustración y cansancio. El empate contra el equipo verde les había dejado muchas dudas y cuestionamientos, pero también la necesidad urgente de encontrar una respuesta. Killer parecía el más afectado, un líder atrapado entre la responsabilidad de su rol y la desesperación por encontrar el camino a la victoria. La escena en el restaurante reflejaba el agotamiento de todos: sin palabras, sin fuerzas, simplemente comiendo en silencio mientras el peso del juego seguía recayendo sobre sus hombros.

"Ya no importa, mejor vamos por una ducha y comida, estoy totalmente agotado." - Killer dijo al final, con un tono que contrastaba con el nivel de tensión interna que estaba viviendo.

"¿Cómo puede estar tan tranquilo?" - Alex se preguntó, mirando a Killer con una mezcla de incredulidad y desconcierto.

"Estamos en la cuerda floja, ¿por qué no se lo toma más en serio?" - Ana, visiblemente frustrada, también le lanzó una mirada interrogante.

"Él está al límite... no sé cómo lo hace, pero su aura asesina está al borde de estallar." - David observó en silencio.

"No me extraña, hizo lo que se creería imposible para ganar ese juego." - Jeffer asintió, aunque también sentía que algo más estaba ocurriendo con su compañero.

"Es que no sabemos cómo reaccionar ante alguien tan tranquilo. Se ve tan apático." - Dairo también opinó, notando el contraste entre las emociones de los demás y la calma de Killer.

"Lo hace para evitar cualquier discusión o agresión. Es su manera de manejar la presión." - David añadió, con una comprensión que parecía más profunda que los demás pensaban.

"Siempre se preocupa por los demás. Tal vez demasiado." - Suarez concluyó, mostrando una mezcla de admiración y preocupación.

Después de la ducha y una cena que pasó sin mayor conversación, el equipo se reunió en el dormitorio para comenzar a planificar el siguiente paso. Killer había demostrado ser un líder competente, pero la presión sobre él era palpable. Todos sabían que su próximo oponente sería el equipo gris, y la tarea era titánica.

"Así que nuestro próximo rival es el equipo gris." - Alex planteó el tema, mientras Killer se sentaba al centro, analizando a los demás.

"Vencieron al equipo blanco, que nos derrotó. Deben ser fuertes." - Dairo observó con seriedad.

"Entonces, podemos suponer que son mejores que nosotros." - Jeffer no escondió su preocupación.

"El equipo rojo de antes ya no existe. Somos más fuertes ahora." - Killer se refirió a su equipo con determinación, aunque había algo en su tono que denotaba inseguridad.

"¿De qué hablas? Aún no hemos vencido." - Alex cuestionó, como si necesitara una respuesta clara.

"Si los vencemos, tenemos una oportunidad de avanzar, ¿verdad?" - Killer insistió, como si ya hubiera calculado el precio de la victoria en su mente.

"Sí, pero aún nos queda mucho por hacer. Si vencemos, conseguiríamos cuatro coronas. Si el equipo verde pierde y el blanco gana, podríamos ser terceros. Y si conseguimos vencer al equipo azul, podríamos clasificar." - Suarez resumió la situación, dejando claro que las probabilidades de avanzar eran pequeñas, pero no imposibles.

"Bien, eso sí vencemos. Ahora, ¿cómo lo hacemos?" - Alex preguntó con un tono pragmático.

"Usamos nuestras habilidades, y aún así perdimos." - Dairo se quejó, sabiendo que su rendimiento no había sido suficiente.

"Cometimos un error de novatos." - Killer reconoció, volviendo a la lección más dura que el grupo necesitaba aprender.

"¿Qué error?" - Jeffer no entendía completamente.

"Usaste toda tu energía en el primer tiempo, Suarez. ¿Por qué no pudiste en el segundo?" - Killer cuestionó a su compañero con una seriedad que reflejaba preocupación.

"Me quedé sin fuerzas. Mi cuerpo no resistió." - Suarez explicó, reconociendo su propio límite.

"Entonces, debemos mejorar nuestra resistencia y condición física." - Ana sugirió, pero era claro que había una gran dificultad en cambiar eso tan rápidamente.

"Jugamos dentro de dos días, sería imposible hacer un cambio físico tan rápido." - David añadió con realismo.

"Exacto. Y aunque esas son cosas que debemos mejorar, no contamos con el tiempo. Así que lo mejor que podemos hacer ahora es saber cuándo, dónde y cómo usar nuestras habilidades." - Killer sentenció, buscando la clave para el siguiente paso.

"En momentos críticos, o cuando la situación lo amerite." - Dairo comprendió lo que Killer quería transmitir.

"Esa es la ecuación de la victoria, o al menos, la primera parte." - Killer continuó, pero la incertidumbre seguía pesando sobre su mente.

"Bien, ¿y cómo sabemos cuándo usarlas?" - Suarez preguntó, evidenciando lo que todos querían saber.

"No lo sé." - Killer admitió, y la honestidad de su respuesta cayó como un peso sobre todos.

"Genial. Nos lanza una teoría motivadora, pero no sabe cómo desarrollarla." - Alex murmuró, aunque su tono no fue de burla, sino de frustración.

"Conozco y he visto sus habilidades como espectador, pero no sé cómo funcionan a nivel interno. Eso solo ustedes lo saben. Dependerá de cada uno de nosotros saber cuándo utilizarlas, y eso es lo que nos llevará a la victoria." - Killer concluyó, finalmente reconociendo lo difícil que sería esa tarea.

"Lo que tú digas, capitán." - Danna comentó, más relajada, y los demás asintieron, aunque la presión seguía flotando en el aire.

"Si a todas estas, no tenemos capitán." - Dairo se rió de manera sarcástica.

"Que sea cualquiera, da igual." - Alex agregó, aún con cierta incomodidad.

"Entonces, Killer será el capi." - Danna resolvió, pero la atmósfera seguía cargada de dudas.

La reunión terminó y el grupo se fue a descansar, sabiendo que el día siguiente sería crucial. Killer, por su parte, se retiró al campo de entrenamiento, como siempre, buscando respuestas que parecían escapar de su alcance. Pero, al llegar, Danna lo encontró acostado boca abajo, en el suelo, completamente derrotado.

"¿Está todo bien, Killer?" - Danna corrió hacia él, preocupada al verlo en esa postura.

"Sí, todo está bien. Solo estoy pensando en cómo podemos vencer al siguiente." - Killer se levantó lentamente, pero Danna no pudo evitar ver la frustración en sus ojos.

"Sé que te preocupas por el equipo, pero si no descansas, no podrás ayudarnos. Eres muy fuerte, pero te necesitamos bien."

"Lo sé." - Killer suspiró, sin saber cómo calmar la tormenta en su interior.

"Vamos a descansar, te lo prometo." - Danna lo ayudó a levantarse y lo acompañó al dormitorio, donde se recostó en su manta. Antes de irse a dormir, le dio un beso en la frente, con una sonrisa tierna, como si tratara de transmitirle un poco de paz.

El día siguiente llegó rápido, y el equipo entrenó con intensidad. Killer parecía centrado, pero algo dentro de él seguía agobiado. Después del entrenamiento, cuando el equipo descansaba, Killer tomó agua y se retiró solo del campo de entrenamiento, dejando a sus compañeros preguntándose qué haría a continuación.

Algo estaba en juego, y aunque él mismo no lo sabía aún, sabía que no podía fallar.

La atmósfera en el dormitorio era densa, pero cargada de una serenidad inusual para lo que estaba por venir. El equipo rojo, tras su visita a la biblioteca, había alcanzado un entendimiento crucial: el control de sus habilidades, el manejo de sus cuerpos y mentes en situaciones extremas. Cada uno de ellos se había empapado de los relatos y lecciones de los guerreros que habían dejado su huella en la historia. Con ello, la confianza comenzó a forjarse, aunque la presión del próximo enfrentamiento seguía latiendo en sus corazones.

Killer había estado en la biblioteca en busca de respuestas, buscando algo que pudiera desbloquear su propio potencial. Mientras hojeaba los libros y se sumergía en los relatos de otros, los fragmentos que encontró le dieron una nueva perspectiva sobre su propia lucha interna. Las palabras de Celestino, Mendoza, Arie, Ryan y Martínez no solo hablaban de habilidades, sino también de los sacrificios, la fortaleza mental y la importancia de la estrategia en cada momento crítico. Killer había aprendido que no solo debía confiar en sus instintos, sino también comprender el momento adecuado para liberar su verdadera fuerza.

Sin embargo, la más reveladora de todas las lecciones fue la de Mendoza: "El balón no es tu aliado ni tu mejor amigo, es simplemente un esférico, que con el talento y el trabajo duro puedes llegar a convertir en una parte más de tu cuerpo." Esa línea resonó profundamente con él. Ya no se trataba solo de ganar el balón o de ser el más fuerte, sino de dominarlo, de convertirlo en una extensión de uno mismo, y eso solo se lograba con práctica, mente y cuerpo sincronizados en su máximo potencial.

En cuanto a sus compañeros, David, Dairo, Suarez, Ana y Alex, también absorbieron la información de manera distinta, pero igual de importante. La estrategia era clave, pero también lo era la resistencia, la capacidad para usar las habilidades en momentos de gran presión. La revelación de cómo activar y potenciar sus habilidades en los momentos críticos fue un gran avance. Ahora sabían cuándo y cómo usar sus habilidades sin agotarse demasiado rápido, algo que les había fallado en el encuentro anterior.

Al regresar del campo de entrenamiento, Killer encontró a Danna en la biblioteca. Aunque todos parecían estar enfocados en sus propios estudios y prácticas, Killer aprovechó ese instante para hablar con ella. Hubo algo reconfortante en su presencia, algo que le ofrecía una distracción necesaria del caos mental en el que estaba sumido. Conversaron sobre los libros, las habilidades y, por unos momentos, el peso de la guerra que libraban se alivió. Para Killer, esos pequeños momentos de calma se volvían esenciales para mantener su salud mental intacta.

Y al final de esa noche, cuando todos se retiraron a sus camas, el silencio fue más pesado de lo habitual. No había más discusiones, ni tensiones evidentes. Era como si el grupo hubiera alcanzado un punto de unidad tácita, sin necesidad de hablar demasiado. Habían absorbido todo lo necesario para enfrentar lo que venía, y ahora necesitaban descansar. El día siguiente sería decisivo.

La primera noche de descanso pacífico para el equipo rojo llegó tras una jornada agotadora. El cansancio físico y emocional parecía haberse disipado, aunque la ansiedad seguía latente en cada uno de ellos. La confianza renovada en su entrenamiento, en sus habilidades, y en su capacidad para trabajar como un equipo, les dio la esperanza de que, por fin, podrían ganar. Pero la verdadera prueba estaba por llegar.

A la mañana siguiente, los entrenamientos continuaron con una energía renovada. Killer parecía estar más centrado que nunca. Durante la jornada, el grupo se centró en afinar detalles tácticos y personales. Sabían que el equipo gris sería un oponente formidable, pero ahora tenían algo que antes les faltaba: un plan.

Killer se acercó a sus compañeros al final del entrenamiento, con una mirada determinada.

"Mañana, no es solo un partido. Es nuestra oportunidad. Es ahora o nunca." - Killer habló con la firmeza que le caracterizaba, pero también con la seriedad que todos necesitaban escuchar.

"No importa lo que pase, no podemos volver a dejar que se nos escape. Mañana, cada uno de nosotros va a dar todo lo que tiene. No podemos rendirnos. Si caemos, caeremos juntos." - David terminó la frase con una intensidad que dejó claro que lo que estaban por enfrentar no era un simple juego. Era una guerra.

"¡A por ellos!" - Suarez gritó, rompiendo la tensión con un poco de energía.

"Lo haremos. Lo sé." - Danna añadió, mostrando una confianza serena, como un faro de calma para los demás.

Era una mezcla de tensión, expectativa y determinación lo que impregnaba el aire. Había un sentimiento de unidad que los fortalecía, pero también una sensación de que el equipo estaba a punto de enfrentarse a su mayor desafío.

Cuando se retiraron al dormitorio, las camas fueron ocupadas rápidamente por el agotamiento. Aunque el miedo seguía latente, la última noche antes del enfrentamiento contra el equipo gris sería su noche de descanso más tranquila, sin interrupciones. No sabían si sería su última noche juntos en ese torneo, pero sabían que darían todo en el siguiente juego.

La calma antes de la tormenta.

Al amanecer, el equipo rojo estaría listo para enfrentarse a su destino.