Chapter 10 - Una Nueva Familia

29 de Sextilis del Año 453 Tercera Era

Afueras de la Aldea de Nymede, Reino Sacro de Dollond.

 

Durante los anteriores días, la vida de Dasha era muy monótona: Dormir, comer, dormir, comer. La típica vida de una recién nacida, sin embargo, algo no estaba bien.

Nunca la han sacado de la habitación, la única persona que la atendía era su madre; y en algunas ocasiones, el hombre que vio cuando ella nació entraba a la habitación, algunas veces buscando algo en la cajonera, o en la mesa pequeña junto a la cama; pero siempre antes de salir la observaba, y con una mirada de odio pronunciaba las palabras.

~ Malefise male.

Escupía en el suelo y se retiraba.

~ Si ese hombre es mi padre, creo que no le agrado nada en lo absoluto.

Pensaba Dasha al ver la forma despectiva de la mirada de aquel hombre.

Todo lo contrario, era su joven madre; ella la colmaba de besos y caricias, había veces que ella entraba llorando a la habitación, la tomaba entre sus brazos y la abrazaba con mucho amor mientras hablaba sollozando y le besaba la frente.

~ ¿Será acaso que soy el producto de alguna infidelidad, o acaso tendré alguna malformidad?

Continuamente se preguntaba Dasha en su mente.

Los primeros rayos del sol se alzaban en el horizonte, y la joven madre de Dasha se había levantado desde muy temprano, todo parecía indicar que saldría de casa a realizar algún tipo de actividad. Cuando había terminado de vestirse, le acomodó las sábanas del cunero, y la colocó a ella tiernamente en su interior, después la besó en la frente.

Ella al encontrarse nuevamente sola en el cuarto optó por seguir durmiendo.

El sonido de unos pasos en el piso de madera, despertaron a Dasha; por un momento pensó que su madre había entrado a la habitación después de regresar a la casa.

Pero al abrir sus ojos se dio cuenta que no era ella quien había entrado. Si no aquel hombre, el que ella suponía era su nuevo padre.

Él, entró a la habitación con una botella en su mano derecha, por su forma de moverse ella supo de inmediato que se encontraba alcoholizado y, por lo tanto, el contenido de la botella era la causante de su estado.

Él la observó con desprecio y empezó a balbucear frases que, si bien Dasha no entendía, era obvio que no eran canciones de cuna para dormir.

Pasaron varios minutos en donde él seguía balbuceando palabras sin sentido y bebiendo de la botella.

Unos momentos después, aquel hombre sacó de entre sus ropas un pequeño cuchillo de hierro.

Dasha no pudo evitar recordar el incidente en aquel río de Moscú, donde fue asesinada por Max.

Su instinto le dijo que debía llorar lo más fuerte posible para llamar la atención de su madre, pero al momento desistió de hacerlo.

~ Si mi madre entrara ahora, este animal no dudaría en matarla también.

Trató de buscar con la mirada algo que la ayudara, pero nada podía hacer en ese pequeño cuerpo de recién nacida, lo único que optó por hacer fue cerrar los ojos y esperar lo peor.

~ ¡Oh Dios, no quiero morir otra vez!

Pensó ella mientras esperaba la primera estocada.

Pero los segundos pasaron y nada ocurría.

Lentamente abrió los ojos para ver qué estaba pasando y vio que aquel hombre estaba frente a ella, aún sostenía en sus manos el cuchillo y la botella, pero en sus ojos las lágrimas no dejaban de parar.

~ Ignoscasa filias mea, ignoscasa... Mea pater malus... Mea et malefise, et out mea filias.

Decía mientras dejaba caer tanto el cuchillo como la botella.

~ Ignoscasa Logos Ignoscasa.

Gritó al tiempo que se dejaba caer de rodillas al piso mientras sus lágrimas salían en gran cantidad de sus ojos.

Dasha observaba detenidamente la escena entre una sensación de alivio y de tristeza, era obvio que aquel hombre era su padre, y aunque aparentaba no apreciarla, la verdad era que él realmente sufría al ver a su hija.

~ No tengo la menor duda, sufro de alguna malformidad, y mis padres sufren por ello, ¿acaso de verdad estoy tan mal?

Se preguntaba mientras sentía que no podía estar en peor situación.

Unos momentos más tarde, aquel hombre se incorporaba nuevamente, se acercó al cunero mientras se secaba las lágrimas con la camisa, la observó con una cara de arrepentimiento y dolor, la levantó con mucha delicadeza de su cuna y la colocó entre sus brazos.

~ Nihil refert si malefise sis vel non, Mea pater semper tecum erit, fileas mea.

Dasha observaba todo con detenimiento, a pesar del olor a alcohol, ella sentía el calor que emanaba del amor incondicional de un padre hacia su hija.

Durante los siguientes días, la situación había cambiado un poco para Dasha. Aun no salía de aquella habitación, pero el cambio de actitud de su padre mejoró un poco, si bien aún la miraba con un poco de desprecio mientras se encontraba presente su mamá, cuando ella no estaba la cargaba con mucho cuidado, e incluso el tono de voz que usaba con ella lo suavizaba.

Debido a que ahora ambos padres le hablaban, poco a poco empezó a entender el idioma local, aunque con el vocabulario que usaban con ella era bastante limitado. Pero aún no lograba entender qué tipo de malformación o enfermedad tendría ella, o si alguna marca de nacimiento era la causante de su condición.

Su mamá nunca le decía que fuera bonita, solo que la amaban mucho y que siempre la cuidaría; y su padre solo decía que "pobre del que se atreviera a ponerle una mano encima a su hija, porque lo lamentaría toda su vida".

Otra cosa que ella notaba es que no había visto a más personas que a sus padres, así como a la mujer que vio cuando nació, y que nunca más volvió a ver.

~ Mamá, ¿acaso no sabes que los bebés necesitan de al menos una hora de luz solar para tener huesos fuertes?

Pensaba Dasha al notar la renuencia de al menos abrir la ventana para que entrara un poco de luz solar.

 ~ Todos los días aspirando humo de esa lámpara de aceite, voy a sufrir de Cáncer en los Pulmones muy joven.

Pero ella aun no podía articular palabra alguna, solo balbuceaba a lo que tanto su madre como su padre festejaban cada vez que lo realizaba.