Soy Helena tengo veintiséis años y soy una persona un poco tímida, pero siempre he estado dispuesta a enfrentar nuevos desafíos. Después de terminar mis estudios, decidí dedicarme a la enfermería, una profesión que me llena de satisfacción y emoción. Vivo con mis padres en Estocolmo, Suecia, y mi compañera constante es Shary, mi adorada mascota.
Recientemente, recibí una oportunidad para viajar a Catar como parte de una misión humanitaria. Me siento nerviosa pero emocionada ante la perspectiva de conocer un país desconocido y hacer una diferencia en la vida de los demás. Mi corazón late con anticipación mientras empaco mis maletas y me preparo para este viaje que promete ser una aventura transformadora.
Shary, mi fiel compañera, parece sentir mi ansiedad y se acurruca a mi lado, como si intentara calmarme.
Me siento en mi habitación, rodeada de recuerdos y objetos que me acompañaron durante años. Miro mi diploma de enfermería y sonrío, recordando el día que lo obtuve. Mi carrera ha sido un camino desafiante, pero gratificante. Me siento orgullosa de haber elegido ayudar a los demás.
De repente, mi mente se detiene en un secreto que he guardado para mí. Un secreto que no he compartido con nadie, ni siquiera con mis padres. Me he inscrito en un programa de intercambio cultural en Catar, pero también he solicitado una beca para estudiar medicina en un hospital local. Es un sueño que he tenido desde siempre, pero me da miedo compartirlo con los demás.
La puerta de mi habitación se abre y entran Mi madre me abraza y me dice:
- Elena, hija, estamos tan orgullosos de ti. Siempre has sido valiente y determinada.
Mi padre me da un abrazo fuerte y me dice:
- Recuerda que siempre estamos aquí para ti, no importa dónde estés.
"Shary, mi fiel compañera, me lame la mano y me hace sonreír.
- voy a extrañar mucho de ustedes
- les digo, tratando de contener las lágrimas.
- Nosotros también, hija - responde mi madre
- pero sabemos que esto es una oportunidad increíble para ti.
Me despido de ellos y de Shary, y salgo de la casa con una mezcla de emoción y determinación
Después de la emotiva despedida con mis padres y Shary, me dirijo hacia el aeropuerto de Estocolmo. El trayecto en taxi es tranquilo, y mi mente comienza a vagar.
Pienso en todo lo que he dejado atrás: mi hogar, mi familia, mi vida cómoda. Pero también pienso en lo que me espera una aventura en un país desconocido
Llego al aeropuerto y me dirijo hacia la zona de check-in. La fila es larga, pero no me importa. Estoy demasiado ocupada pensando en lo que viene próximo.
Finalmente, llega mi turno. Entrego mi pasaporte y mi billete, y recibo mi tarjeta de embarque.
-¿Viaja sola, señorita?" pregunta la azafata.
-Sí, viajo sola", respondo con una sonrisa.
-Disfrute su viaje. dice ella.
Me dirijo hacia la zona de seguridad, donde me esperan controles y revisaciones. Pero no me importa. Estoy emocionada.
Después de pasar por seguridad, me dirijo hacia la puerta de embarque. Mi avión está listo para despegar.
Me siento en mi asiento, junto a la ventana, y miro hacia afuera. El avión comienza a moverse, y siento una emoción creciente.
Estoy en camino hacia Catar, hacia una nueva aventura.
El avión despega suavemente y comienza a ascender hacia el cielo. Miro por la ventana y veo cómo la ciudad de Estocolmo se aleja cada vez más. Siento una mezcla de emociones: emoción por la aventura que viene, y nostalgia por lo que dejo atrás.
El vuelo es tranquilo, y me sumerjo en mis pensamientos. Pienso en mis padres, en Shary, en mis amigos. Me pregunto qué estarán haciendo en este momento.
La azafata se acerca y me ofrece una bebida. Elijo un té caliente y me siento cómoda en mi asiento.
Mientras bebo mi té, saco mi libro de la bolsa y comienzo a leer. La historia es emocionante, y me pierdo en sus páginas.
Antes de darme cuenta, el piloto anuncia que estamos comenzando el descenso hacia Doha, la capital de Catar.
Mi corazón late con emoción. Estoy a punto de llegar a mi destino.