Mientras Layla se alejaba, sus ojos se encontraron con la intensa mirada de Lucio. Antes de que pudiera entender, él cerró la distancia entre ellos, capturando sus labios en un profundo y apasionado beso. La intensidad del mismo le robó el aire de los pulmones, obligándola a respirar por la nariz mientras seguía su ritmo.
Su cuerpo se presionó instintivamente hacia él, mientras sus manos acunaban la parte de atrás de su cuello, sus dedos enredándose en su cabello mientras se entregaba completamente al momento.
Después de un rato, se retiraron lentamente del beso, sus ojos mantenían una conexión no verbal. Layla sonrió suavemente, sugiriendo —Tal vez deberíamos volver a la orilla.
Lucio inclinó la cabeza, diversión centelleando en su mirada —¿Ha desaparecido tu miedo?
—Contigo, sí. Sin ti… no estoy tan segura —admitió Layla con una risa ligera.
—Entonces pongamos fin a ese miedo —dijo Lucio con una sonrisa decidida. Suavemente aflojó su agarre alrededor de su cuello.