Sylvia lanzó el jarrón y golpeó la pared antes de hacerse añicos. Sacó su ira lanzando objetos de un lado a otro. Después de desahogarse, Sylvia se desplomó en la silla y sacó su teléfono del bolso.
—¿Cómo se atreve a amenazarme? Layla me retó diciendo que no podría hacer que se divorciara de Lucio. No sabe quién soy ni de lo que soy capaz —murmuró Sylvia y escribió algo en su teléfono.
Justo entonces, escuchó un golpe en la puerta y se preguntó si sería el gerente del hotel.
Alguien debió haber escuchado los ruidos. Al abrir la puerta, vio a Roger en la puerta. —¿Qué haces aquí? —preguntó con el ceño fruncido. Iba a cerrarle la puerta en la cara cuando él se lo impidió.
—Jefe te espera en el vestíbulo —dijo Roger y se alejó.
—¿Vino Lucio por mí? Creo que regañó a Layla por tratarme de esa manera —murmuró con una sonrisa. Pasando la mano por su vestido, salió de la habitación después de tomar la tarjeta llave.