—Layla regresó a mitad de camino ya que olvidó preguntarle a Damon por su elección cuando vio cómo Sylvia había agarrado el cuello de Lucio, gritándole. Su sangre hervía y se dirigió hacia ellos.
—Antes de que Sylvia pudiera decir una tontería, Layla le agarró ambas manos y las apartó del cuello de Lucio, sorprendiendo a todos los presentes en el salón. Parada frente a Lucio, dijo con una mirada intimidante —Deja de gritarle a mi esposo.
—Cuando no sabes nada, no deberías meterte —dijo Sylvia—. Lucio le había prometido a mi hermano. Así que, más te vale divorciarte de él y salir de su vida.
—Tu hermano ya no está. Y aunque estuviera vivo, no hubiera querido que Lucio sufriera. No me importa la promesa entre ellos, pero ahora soy su esposa legal. Deja de atormentar a mi esposo. Si no lo haces, tomaré medidas —dijo Layla, manteniendo su mirada fija en Sylvia.