La habitación se llenaba de el inconfundible e insoportable pitar de la alarma, sonaba sin parar junto a Roma, que fruncia los ojos tratando de ignorar la alarma, como si eso fuera a evitar que el tiempo transcurriera de igual manera.
Sin espera un golpe contundente en las maderas del piso de su habitación, proveniente de la planta baja lo irritó. Luego la casera grito enojada, obligando a Roma a levantarse.
"¡¡Roma!! ¡Levántate ya! ¡¡Apaga ya ese horroroso ruido!! No sé porque sigo aguantando a ese mocoso, debería echarlo de una buena vez a la calle."
"¡Uhg!"
Las quejas de la Sra.Tesville eran crueles y probablemente ella sabía que Roma estaba escuchando.
'Que horror, mejor me levanto antes de que empiece a amenazarme directamente con echarme'
Se sentó en la cama, siente entumecido y cansado el cuerpo, como si no hubiera dormido nada. Tal vez no lo había hecho. A pasos lentos como si quisiera extender el martirio de vivir fue hasta el teléfono, miro la hora, 8:30. Todavía falta media hora para que inicie su horario de trabajo. Se miro al espejo, tocó su mejilla.
'Soy un desastre'
Tomo varias cosas de la habitación antes de salir sin hacer mucho ruido, a pesar de que la puerta del atico siempre hacia un grito agónico al abrirse. Tomo una ducha rápida. La sra. Tes volvió a quejarse y le pidió a Roma que trajera los panecillos glaseados de los que frecuentemente se alimentaba.
Corrió a la parada de buses y las calles de UniónCity como siempre húmedas, malolientes, frias y faltas de sol. A pesar de que ya había amanecido; el sol no llegaba nunca a las calles de la ciudad debido a los altos edificios. Ciertamente la pequeña y vieja casa de la sra. Tes jamás tenía luz solar, sin importar el horario.
Cientos habían sido los que preguntaron y pidieron que desalojara su casa para demolerla, la mujer es terca como una mula. La sra. Tesville pronto cumpliría unos 1500 años, una vida longeva incluso para una elfa.
'Creo que debería ser considerada como patrimonio histórico de la ciudad'
Su pensamiento le causo algo de gracia, luego a lo lejos vió el majestuoso castillo del rey demonio. Entonces fue envuelto en sus pensamientos negativos y orgullosos. De alguna forma le indignaba que aquel lugar que una vez fue una fortaleza inexpugnable ahora no sea más que un sitio turístico.
'¿Te imaginas a la casa como un lugar turístico?... "¡¡Bienvenidos aquí les presentamos a una momia viviente!! ¡¡La sra. Tesville!!!" Que risa, ¿Podría hacerme rico?'
Sus ojos volvieron al castillo obsidiano y como en su tierna infancia quiso ir e ver por dentro. Saber que aquel castillo lo habían hecho los demonios del polvo mismo, de la nada. Quería ir y ver la magnitud de los logros de sus antepasados.
Pero la entrada costaba tres meses completos de su salario.
Suspiro imaginando su sueño cumplido, imaginando a unióncity como lo que fue una vez, la capital del reino demoníaco, ya han pasado demasiados años de eso. El ahora no era más que una época de paz e igualdad entre las diversas especies inteligentes...
'Si, claro "igualdad"...'
"¡¡Mira, mira mamá!! ¡Es un demonio! ¡Un demonio de verdad! ¡Quiero una foto!"
'Primero niño... ¿No te enseñaron a no señalar con el dedo? Segundo claramente soy real. Tercero y último...¡Yo no soy un mono de feria o alguna atracción turística para que me tome fotos con ustedes!! ¡No sé me acerquen!!'
La joven madre suspiro y Roma fingía demencia pesar de sus pensamientos.
"Disculpa"
'maldita sea todo'
Roma pensó en despedazar a ambos ahí mismo pero un dolor agudo al que estaba acostumbrado pincho su pecho. Apretando los dientes miro a la madre con una sonrisa rígida y cortesía bien actuada.
"Dígame"
"Mi hijo quiere una foto contigo"
La mujer parecía tener mucha desconfianza hacia Roma, aún así saco su teléfono e ingreso a la camara. Por otro lado el joven demonio extendió su mano, extrañamente su sonrisa se hizo algo más sincera y dijo:
"Cincuenta xeclades"
La madre lo miro confundida por un segundo, luego capto a que se referían aquellas palabras. Ella frunció el seño como si fuera inaudito que le pidieran tal cantidad de dinero por un par de fotos. Parecía ofendida... Miro a su hijo que rogaba a ambos por la foto.
'dale mujer desenfunda'
Ella suspiro y saco un billete azulado con toques amarillos. Roma lo tomo tan rápido que parecía que el billete desapareció de la mano de la madre. El demonio se acercó al niño abrazándolo por sobre sus hombros y se tomó una foto. Afortunadamente para Roma su bus llegó y fue corriendo hasta él, ignorando por completo las quejas de la madre.
Al ingresar al transporte y pagar su boleto todos allí lo miraron.
'Otra vez'
Ya se había acostumbrado, ya era normal... Todos siempre lo miraban. Curiosas, miedosas, sorprendidas, desdeñosas, malintencionadas la gente lo reconocía por ser lo que es. Al final la gente es así. Te juzga sin siquiera conocerte, ni si quiera saben.
'¡Ellos no saben nada!'
Roma trato de suspirar la frustración que la causaba no poder arrancarle los ojos a todos allí presentes. El dolor en su pecho volvió, recordandole lo impotente que es. Dolor omnipotente, punzante ante cada impulso de dañar. Era mejor olvidar cada pensamiento que carcomía su mente y lentamente su corazón. Finalmente llegó a su trabajo.
"¡Blackbell!"
'Este perro mal nacido va a gritarme de nuevo. ¿Que no se cansa? ¿Por qué no cuida más sus cuerdas vocales jefe? Y se guarda todo lo que tenga que decir en la funda. Lo digo por qué me preocupa'
De reojo miro la hora en la pantalla del u teléfono "9:05". Había llegado cinco minutos tarde, no era para tanto. Después de amenazas y un trato denigrante de parte de su jefe, empezó su jornada de trabajo.
'¿Perderé mi trabajo de nuevo?'
Cada cosa que le pasaba en la vida parecía llenarlo de una profunda insatisfacción y frustración por no poder hacer nada al respecto.
Le costaría mucho encontrar un trabajo nuevo, los de su especie no son exactamente bienvenidos a todos lados. Tenían historia y lo juzgaban por ello. Cómo tal, Roma no tenía nada que ver con eso. Incluso si tenía pensamientos maliciosos podrían haber sido por lo decadente de su vida. Era imposible saber si hubiera sido diferente.
Entrego varios paquetes y cartas a sus destinatarios. Cómo a las 3:40pm se detuvo en un parque sombrío. Saco un sándwich de mermelada y antes de dar si quiera el primer bocado una voz que habla con un peculiar acento, dijo con ánimos.
"¡Hey! ¡Jam boy!"
El entrecejo de Roma se arrugó notablemente, dando el primer mordisco contesto cortante .
"¡Hey! ¡@$#+#&&!"
"Ah... Ya está como siempre. ¿Cuan mezquina puede ser una persona?"
"¿¡Lo dices por mi altura!?"
Se volvió con agresividad... Cómo un chihuahua. El vampiros se encojio de hombros y saco la lengua entre sus caninos notablemente más largos en un gesto burlesco.
"No te acomplejes tanto, no eres taaaaan bajito ¿Cuánto mides?"
"... En mis sueños llegó al 160"
"Retiro lo dicho... Me compadezco de ti joven"
El demonio volvió a girar para no mirar el rostro de ese ser molesto. Levantando las cejas, continuo con su sandwich.
"Probablemente sea porque lo único comes pan con mermelada"
"Traga una morcilla"
"Cuánta violencia traen tus palabras"
Roma suspiro y se levantó del banco.
"En fin. Espero no volver a verte mosquito"
Era hora de volver al trabajo, tomo el casco de la motoneta del trabajo y subió, yéndose sin mirar atras, fue a distintas direcciones y cuando el sol se ocultaba tras los edificios de Unión City y el frescor de la tarde empezaba a inundar el lugar, Roma llegó a una zona departamental, era decente, las calles estaba limpias y se respiraba tranquilidad, Roma sintió un poco de envidia por las personas que se podían permitir vivir en un lugar así, incluso no estaba lejos del castillo de los demonios tenía una linda vista de esa maravilla arquitectónica.
'9...10...11... 12... 13 ah.. aquí es'
Estacionó la motoneta tomando el paquete, que según su experiencia era un.... Un libro, si eso parecía, un libro de tapa dura envuelto en papel madera. Tocó el timbre de la casa, dentro un estruendro de cosas callendo lo alarmó un poco.
"¡¡Voy!!"
Una jovencita ciertamente animada y alegre abrió la puerta, tenía algo de tizne manchando su rostro y su cabello alborotado. Sus ojos viajaron por el chaleco de trabajo de Roma y el paquete en sus manos.
"¡Oh, pasa, pasa! ¡Seguro es para mí! Disculpa la casa está un poco desordenada.... Jaja... ¿Puedo ofrecerte algo de tomar?"
Roma, con una mueca de fastidio y arrastrando los pies, entra sin mucho entusiasmo.
"Necesito que firmes aquí"
Señaló un papel rosado que tenía en la mano, ella asintió y fue a buscar algo con lo que escribir. La casa estaba llena de objetos mágicos y olores fuertes a hierbas. Había libros y papeles por doquier. La casa estaba un poco oscura, pero no le tomo importancia solo se iría cuánto firmara su papel. La jovencita volvió, firmo con una sonrisa en el rostro. Roma estuvo a punto de irse cuando
"¡Gracias, gracias! Oye, ya que estás aquí... ¿te gustaría ayudarme con un pequeño hechizo?"
Roma frunce el ceño, claramente no está interesado en participar.
"No tengo tiempo para esto, solo quiero volver a casa, mocosa"
"Mera, llámame Mera, ese es mi nombre "
Una vez se presenta, Mera le lanza una mirada suplicante, ignorando por completo su comentario.
"¡Vamos! Solo necesito un sujeto de prueba, no será peligroso ¡Te lo prometo!. Solo irás de un lugar a otro ¡Es simple!"
Roma, con su típica actitud desinteresada, suspira y se deja llevar, aunque sólo para salir de allí lo más pronto posible.
"Hmph, supongo que no tengo otra opción. Pero no te saldrá grátis."
"¡No te preocupes te lo pagaré! Solo necesito concentrarme en este artefacto. Estoy segura de que funcionará."
Mera empieza a recitar un encantamiento, y su energía mágica comienza a manifestarse en forma de luces danzantes. Roma, aburrido, cruza los brazos y mira alrededor, claramente desinteresado. Sin embargo, las luces se intensifican de manera impredecible, y todo empieza a girar a velocidad imaginable, tambaleándose.
"¿¿¡¡Que sucede!!!?"
"Oh no... ¡Oh no! Esto no era parte del plan... ¡Espera, espera! ¡Ahh!"
Antes de que puedan reaccionar, una explosión de luz los envuelve y, en un instante, todo cambia...
Al abrír los ojos Roma yace en el piso, con dificultad y aún mareado, limpia una línea de sangre que sale de su nariz. Está un callejón maloliente de los que ya conoce, Mera está un par de pasos más allá.
"¿Dónde estamos?"
Parecía haber una conmoción cerca. Mucha gente hablando y gritando. La cabeza le está matando, se sentía mareado. El lugar le resultaba extraño a pesar de saber la clase de lugar donde se encontraba. Los materiales de los cuales estaban hechos los edificios eran poco usuales. Cómo puede se levanta, el sol del medio día golpeaba con fuerza, hecho un vistazo a la muchedumbre que hablaba.... Todo.... ¿Que? ¿Dónde estaban? Los edificios era muy antiguos y rudimentarios, la gente vestía extraño, las calles eran de piedra, como algunas calles cercanas al castillo del rey demonio. Y no hay rastro de tecnología moderna ni de los elementos mágicos que Mera suele usar. Roma se voltea confundido y molesto.
"¿¡Que paso!? ¿¡Dónde diablos estamos!?"
Mera, aún en el suelo y con su cabello rosa desordenado, se levanta de un salto, mirando a su alrededor con ojos llenos de asombro... y preocupación.
"Oh no... ¡Parece el pasado!"
"¡¡Evidentemente parece el pasado!!"
"Y... ¡Olvidé mi libro de regreso! ¡Sin él no sé cómo volver!"
Roma la mira con incredulidad, pasándose la mano por el rostro.
"¿Cómo puedes olvidar el maldito libro? ¡Estás de broma!"
"Espera, espera... ¡Flammel, mi hermano! ¡Él seguro va a buscarme! ¡Es un genio con la magia! Solo tenemos que... esperar a que nos encuentre. Además es bueno con los enigmas, no se quedará quieto"
"Genial. Entonces solo tenemos que esperar aquí, atrapados en quién sabe qué época, hasta que alguien decida rescatarnos."
"¡No te preocupes! Mientras tanto... podríamos investigar, ver dónde estamos exactamente. ¡Podría ser emocionante!"
"Excitante no es la palabra que usaría... Pero más vale que tu hermano aparezca rápido. Ahhh mi cabeza..."